Fertilidad
NEGRITASANA L. ESCUDERO En Estados Unidos anuncian a todo trapo el trasplante de ovario como método científico para luchar contra la menopausia. En Marbella -y casi una semana antes-, el traspaso de partido político como método para combatir la esterilidad económica. Vicente Montes de Oca, vigilante nocturno antes que edil del PA, balbuceó el pasado lunes entre lágrimas su adiós a los andalucistas y su incorporación en solitario al grupo mixto. Lo hizo mientras la concejala Marisol Yagüe le animaba como buen progenitor. "Hazlo por tus hijos", decía. En vez de las 100.000 que cobraba como concejal, ahora se endosará él solito medio kilo como grupo municipal. Y que tome nota el científico británico Roger Gosden, que anunció demasiado pronto una técnica tan radical como extirpar el ovario y congelarlo para poder ser eternamente mamá. La modelo Laura Ponte -que aparentemente no tiene ninguna razón para andar preocupada por su fertilidad- difundió junto a Simoneta Gómez Acebo otra técnica económica para procrear: un libro de pasta dura con las fotografías de 10 mujeres 10. Todas ellas por supuesto bien adornadas con joyas de Cartier: la torero Cristina Sánchez, la escritora Carmen Posadas y muchas más. Todas parecen sufrir el síndrome de Estocolmo con la colección Paris Nouvelle Vague, piezas que se inspiran en los elementos urbanísticos de la capital francesa. La Fundación Municipal Arte y Cultura, muy sensible a todo lo que sea procrear, ha tomado buena nota y este año, como principal novedad, ofrece un taller de joyería. Se han dado cuenta de que el bordado a mano, el baile, la guitarra flamenca o el modelaje están bien, pero que hay que innovar. José Luis Sierra, al que le une con el alcalde Jesús Gil haber sido su abogado y haber compartido prisión -la de Alhaurín-, aseguró que el primer edil habría sufrido una enfermedad imaginaria cuya secuela principal habría sido la libertad bajo fianza de 100 millones. Gil, que otra cosa quizás no, pero que informado en las nuevas técnicas está, achacó este diagnóstico erróneo, según él, no al propio Sierra sino a su esposa, que debe ser muy "mala mujer". Gil dijo, decepcionado: "Yo, que le he pagado el agua cuando su mujer estaba dando a luz".
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