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Al Gore se somete a un tenso interrogatorio de 300 empleados de Microsoft a los 10 días de la sentencia

El vicepresidente Al Gore se metió en la boca del lobo el pasado lunes, al enfrentarse a cientos de empleados de Microsoft molestos por la resolución judicial que afirma que su empresa ha tiranizado a sus rivales y ahogado a la competencia. Les dijo exactamente lo que no querían escuchar: que la competencia es fundamentalmente algo bueno. Ante las 300 personas que llenaban el auditorio del campus del gigante informático, el vicepresidente habló del "uso desleal del dominio del mercado en un sector para ahogar la innovación en otro sector". Gore se enfrentó a Microsoft como si se tratara simplemente de otro candidato a la presidencia. Pero contaba con la carga añadida de representar a una Administración que ha golpeado ferozmente a Microsoft ante los tribunales.

Vestido con jersey y pantalones, el tipo de atuendo informal que Microsoft permite llevar a sus empleados, Gore intentó evitar comentar el caso. Pero el auditorio le pidió incesantemente su opinión. ¿No es la injerencia del Gobierno una amenaza mayor para los consumidores que Microsoft?, le preguntaron. ¿No se trata de una peligrosa invasión de la intimidad el que el Gobierno pueda escoger y reproducir los mensajes de correo electrónico de una persona y utilizarlos en su contra ante un tribunal? Otro empleado, quizá más mordaz, dijo a Gore que compartía sus valores social demócratas y quería votarle, pero que sentía un profundo conflicto por la "reacción favorable" de la Administración "ante una sentencia que afirma que estamos perjudicando a los consumidores".

William Kovacic, profesor especializado en casos antimonopolio de la universidad George Washington, cree que "Microsoft tiene muchos enemigos nacionales, y muchos de ellos se encuentran en Sillicon Valley, y le han dado mucho dinero a ambos partidos, pero especialmente al demócrata".

Gore mencionó el apoyo a la investigación y el desarrollo, abordó el tema de la desigualdad, y después afirmó: "Y sin embargo, otro de los valores que considero importantes en nuestro país es la competencia. Y la competencia se puede ver ahogada tanto por una acción gubernamental poco inteligente y malsana, como por la acción privada por parte de empresas que quieren utilizar de forma desleal el dominio del mercado en un sector, para ahogar la innovación en otro sector". Gore ha intentado retratarse como amigo de la industria de la alta tecnología, llegando a proclamarse padre de Internet a principios de año. El lunes dejó caer conceptos como la informática cuántica y la ley de Moore. Los comentarios de Gore no le sirvieron para ganarse muchos adeptos. "Aprecio que haya sido sincero", afirmó un empleado, "pero no me anima; estaba del lado del Gobierno".

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