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Berlusconi culpa a D'Alema de la ofensiva judicial en su contra

El debate sobre la justicia que divide en Italia a Gobierno y oposición adquirió ayer tonos de auténtica reyerta política. El desencadenante fue una entrevista en la que el líder del centro-derecha, Silvio Berlusconi, acusó a varios miembros del Partido de los Demócratas de Izquierda, entre ellos, al primer ministro, Massimo d'Alema, de "dirigir" a los jueces de Milán que le han abierto esta semana dos nuevos procesos.

La respuesta no se hizo esperar. El PDS anunció que denunciará ante los tribunales a Berlusconi.Ante los micrófonos de una emisora de la RAI, el líder del Polo repitió los ataques ya lanzados el pasado viernes contra "unos pocos jueces que se han convertido en el brazo armado de la izquierda". Se refería a los fiscales del movimiento Manos Limpias, que la semana pasada obtuvieron el visto bueno judicial para iniciar dos nuevos procesos contra Berlusconi, por fraude contable uno, por presunta corrupción de jueces el otro. La reacción furibunda de Berlusconi provocó ese mismo viernes una dura reacción del Gobierno.

Ni siquiera la intervención el domingo por la noche del presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, amonestando a Berlusconi (sin citarle) por su reacción extemporánea, pero dejando claro su derecho a criticar a la judicatura, sirvió para calmar los ánimos. Berlusconi volvió a la carga el lunes y redobló los ataques ayer, ante los micrófonos de Adio Anch"ío, una emisión de la RAI abierta a la participación de los radioyentes. En esta ocasión, Berlusconi dijo: "Unos pocos jueces se han convertido en el brazo armado de la izquierda para allanarle el camino al poder. Las declaraciones de D"Alema y de Veltroni demuestran una colusión con esta magistratura". Y a la pregunta del entrevistador "¿la dirigen ellos?", no dudó en responder "es de una evidencia palmaria".

D"Alema se declaró "indignado" por un comentario del que Berlusconi tendrá que responder ante los tribunales si prospera la denuncia anunciada ayer por el responsable de justicia del PDS, Pietro Folena.

La exasperación del líder del Polo ha ido en aumento en las últimas horas, sobre todo, a raíz del éxito del centro-izquierda en las elecciones parciales del domingo. Se trataba de una cita con las urnas sumamente importante para el Ejecutivo, que ha salido ligeramente reforzado de la misma.

Entretanto, el ex primer ministro socialista Bettino Craxi era operado en Túnez, poniendo fin a la polémica de si debía o no ser atendido en un hospital italiano. La salud de Craxi, de 63 años, que huyó de la justicia italiana en 1994 y vive en Hamammet desde entonces, se agravó el mes pasado como consecuencia de la diabetes que padece.

Los muchos sostenedores del ex primer ministro socialista iniciaron entonces una campaña de apoyo al político enfermo, pidiendo su rehabilitación y su regreso a Italia. Después de un largo tira y afloja, en el que hasta el primer ministro, D"Alema, se pronunció a favor del regreso "por motivos de salud", la justicia italiana puso el veto, al mantener dos de las órdenes de detención que pesaban sobre el ex líder socialista. Craxi optó entonces por permanecer en Túnez, donde ayer fue sometido a una operación quirúrgica, realizada por un equipo de médicos italianos, en la que se le extirpó un riñón.

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