Sin noticias de Marte todavía
La NASA inicia hoy nuevos esfuerzos para conocer la suerte de la "Mars Polar Lander"
El pesimismo sobre la suerte del módulo de la Mars Polar Lander, que debió aterrizar en Marte a las 21.01 horas del viernes, no se basa tanto en nuevos datos como en la persistencia del silencio de la nave, programada para intentar una y otra vez el contacto con su casa, el Jet Propulsion Laboratory, en California, centro de control de la misión, comunicándose directamente con alguna de las grandes antenas de la Red del Espacio Lejano de la NASA. Un dato que invita al pesimismo es que tampoco han entrado en contacto con la Tierra las dos microsondas que la nave supuestamente dejó caer al iniciar el descenso, con el objetivo de que se clavaran en el terreno y realizaran análisis para detectar la presencia de agua. Estas microsondas debían haber llamado a casa también muy poco tiempo después de llegar y hasta última hora de ayer no lo habían hecho.Pudo darse la improbable casualidad de que ambas sondas cayeran (iban separadas) en terreno inadecuado para clavarse y transmitir y que el módulo de aterrizaje se posara en un terreno muy blando y se hundiera demasiado para poder funcionar. Éstas fueron algunas de las explicaciones que dieron los técnicos de la NASA en la larga noche del viernes en California para explicar el silencio, pero hay otras muchas hipótesis: desde que la nave está perfectamente pero no le funciona bien algún sistema crítico a que no se separó del módulo de vuelo y se estrelló en Marte.
Sin señales de vida
Si no se consigue establecer el contacto en las próximas horas es posible que no se sepa nunca lo que ha pasado, pero el hecho de que ninguno de los tres elementos de la misión haya dado señales de vida induce al pesimismo.
Las estimaciones de los ingenieros sobre la trayectoria de la nave en su tramo final indican que entró en la tenue atmósfera marciana a una velocidad de 25.000 kilómetros por hora y siguiendo un camino cercano al límite inferior de la trayectoria ideal en cuanto a altura. Se debió posar en una ladera poco inclinada. Antes del aterrizaje, desde la estación de Robledo de Chavela (Madrid), se le había enviado sin problemas la última y ligera variación de trayectoria. Ayer, nuevamente la estación de Madrid controló la nave desde las 13 a las 21 horas, en que pasó a la estación de California, donde de madrugada se iban a iniciar los nuevos esfuerzos para localizar la nave y sus dos microsondas, antes de pasar el control a la estación de Canberra (Australia).
Respecto a las microsondas, cada dos horas se mantenía ayer la programación para intentar el contacto. Estos pequeños instrumentos están diseñados para transmitir directamente, con una pequeña antena, a la nave Mars Global Surveyor, que se encuentra en órbita de Marte desde 1997 realizando su cartografía. Este satélite ha entrado en esta misión como repetidor de comunicaciones tras la pérdida de la Mars Climate Orbiter, la nave compañera de la ahora extraviada, el pasado mes de septiembre, que iba a ser tambien un satélite meteorológico Las microsondas están programadas para que si no consiguen transmitir 29 horas después de su llegada a Marte se pongan en modo automático y lo intenten un minuto cada tres horas hasta que se les agoten las pequeñas baterías, lo que podría suceder hoy mismo.
Una vez liberada la nave en órbita de esta misión, los técnicos la intentarán utilizar hoy mismo para comunicarse con el módulo de aterrizaje. Éste está programado para utilizar otra antena, de UHF, y transmitir hacia la Mars Global Surveyor si no ha logrado antes la comunicación directa con Tierra con su antena parabólica, similar a las instaladas en las casas para captar señales de televisión. Y desde Tierra se intentará antes de eso mandarle órdenes para conseguir la comunicación si ha sobrevivido al aterrizaje. Todo esta complicada secuencia de intentos de comunicación se puede resumir en que si en unos días no se ha conseguido saber algo de la Mars Polar Lander ésta se dará por perdida y su pérdida se añadirá a la de su complementaria, la Mars Climate Orbiter, el pasado mes de septiembre.
Entonces, los técnicos supieron con varias horas de antelación la causa del inminente desastre: la mezcla de unidades inglesas de medida con unidades métricas decimales iba a hacer que la nave se intentara insertar en la órbita de Marte a mucha menor altura de la prevista. Una causa ridícula para un programa espacial repleto de éxitos y único en muchos aspectos. A las pocas horas, la NASA dio por perdida la nave. Ahora, el caso no está tan claro y todavía hay esperanzas.
Nubarrones negros en el futuro
Los ingenieros y científicos que están involucrados en la Mars Polar Lander saben perfectamente que si esta segunda mitad de la actual misión a Marte se pierde -como pasó con la primera (la nave Mars Climate Orbiter) el pasado mes de septiembre- los planes de los próximos años para invadir el planeta rojo sufrirán recortes y retrasos. Marte se ha convertido en el objetivo principal de la exploración espacial para los 10 primeros años del próximo milenio, mediante sucesivas oleadas de pequeñas naves diseñadas para explorar aspectos concretos del planeta. Una oleada debía apoyarse sobre los datos y las observaciones que realizara la anterior, y la pérdida completa de una de las oleadas desbarajustará todo el programa.Daniel Goldin, el director de la NASA nombrado por Clinton, se enfrenta de todas formas a su destitución tras las próximas elecciones presidenciales en EE UU, lo cual no le ha impedido asegurar que un nuevo contratiempo "por Dios que no frenará nuestra exploración de Marte". Pocos se lo creen y lo que está en juego no es sólo Marte sino sobre todo el concepto de misiones "mejores, más pequeñas, más baratas" que Goldin adoptó como su eslógan, junto a la idea de que el motor de la exploración espacial, terminada la guerra fría, ha pasado a ser la búsqueda de vida fuera de la Tierra.
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