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El Ayuntamiento gasta dos millones al año en atrapar y vigilar palomas

Antonio Jiménez Barca

La Concejalía de Salud gasta anualmente más de dos millones en lo que su responsable, Simón Viñals, denomina Operación Paloma, un dispositivo consistente en atrapar, analizar y soltar o sacrificar palomas dependiendo de su estado de salud o de su edad. La comisión de gobierno del Ayuntamiento aprobará hoy el gasto de una partida de 800.000 pesetas para este asunto. Por lo general, el Ayuntamiento sacrifica, mediante una inyección letal, una media de 100 palomas al año, el 10% de las que son capturadas. El dispositivo de la Operación Paloma consiste en tres jaulones instalados en tres distritos de la la ciudad (Centro, Moncloa y Tetuán). Cada día, un equipo técnico contratado por el Ayuntamiento examina las aves que han caído en la jaula. Si tienen enfermedades o son muy viejas, son sacrificadas mediante una inyección letal. Si todavía, a juicio de los técnicos, merecen seguir viviendo, se las suelta en la Casa de Campo. "Pero vuelven a la ciudad", dice Simón Viñals, concejal de Salud.

Las consecuencias de las palomas se dejan sentir también en otro departamento municipal: la comisión de gobierno aprobará hoy gastar cuatro millones para limpiar la estatua de Carlos III, en la Puerta del Sol, dañada por los excrementos de estas aves. El plan de ataque consiste en, además de limpiar el monumento, colocar pinchos que impidan que las palomas se aposenten en él en el futuro.

50 jaulones

El concejal de Salud asegura que los tres jaulones son sólo un "proyecto piloto" que puede, en un futuro, extenderse. "En 1998 analizamos 120 palomas y descubrimos que en un 13% eran portadoras de un germen, el clamidiasis, que puede degenerar en una enfermedad contagiosa para el hombre parecida a la pulmonía. Todavía no hay datos de 1999, pero si este porcentaje se mantiene, tendremos que tomar medidas e instalar unas 50 jaulas en todo Madrid para analizar más aves e intentar erradicar a las palomas enfermas", dice Viñals.

El concejal, con todo, dejó claro que el Ayuntamiento de Madrid "no es palomicida". "Tan sólo vigilamos la salud. Aunque yo creo que muchas de las palomas que ahora anidan en plazas y calles estarían mejor en parques", añade. El edil asegura que le llegan muchas quejas de vecinos "hartos" de estos animales: "Hacen ruido y ensucian la ropa; yo lo que pediría es que no se las dé de comer, porque eso dispara su población", concluyó.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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