El General existe

ROSA SOLBES

Presentaba recientemente el consejero de Sanidad la primera fundación que se crea en el ámbito valenciano para la investigación biomédica, la docencia y la cooperación internacional. Nace en el Hospital Clínico de Valencia, y se anuncian otras para centros reconocidos como universitarios, también en Castellón y Alicante. Textualmente: "Es el germen de una serie de instituciones similares en los grandes hospitales de nuestra red pública, dotados para la investigación en la práctica clínica".

Ante la clamorosa ausencia del Hospital General de Valencia en esos planes de futuro, el responsable de la materia, y el entorno que le acompañaba en la conferencia de prensa, respondieron que "es que se sale del ámbito de lo que es la Consejería de Sanidad porque depende de la Diputación". Tal cual. Pero José Emilio Cervera, inteligente que es, debió percatarse al vuelo de que algo no funcionaba y le faltó tiempo para añadir que bueno, que no pero sí, porque en el General estaban estudiando algo similar desconociendo probablemente que tal fundación ya estaba aprobada.

Efectiviwonder, señor mío: usted no sólo es el consejero del Servasa; es nada menos que el que se ocupa de la salud de los valencianos y, por lo tanto, quedan dentro de su ámbito de responsabilidad (aunque no de gestión) todos los centros, y más aún si su titularidad es pública, como es el caso.

Parece que el General (antes, Provincial) permanece en una tierra de nadie dentro del sistema sanitario valenciano. Antiguo hospital de pobres de cuando la Seguridad Social no era lo que es, el General ha derivado poco a poco en centro básico integrado en el mapa sanitario, e inscrito en un área de asistencia especializada que atiende a 327.000 habitantes. Para otros 350.000 ciudadanos es de referencia para todas las especialidades, y de cirugía torácica para 320.000. Segundo por número de pacientes asistidos en la provincia de Valencia, tanto durante los mandatos socialistas como populares el esfuerzo de inversión ha sido importante, para adecuar sus anteriormente obsoletas instalaciones.

No parece, por tanto, que el hospital, sus trabajadores y sus usuarios, merezcan el olvido por parte de una Administración autonómica que nunca (ni socialista ni popular) se ha planteado seriamente el definitivo traspaso al Servasa. Estamos ante la peculiar situación de: no puedo prescindir de ti, pero no te quiero en casa, cuando asumirlo sería una mera cuestión de eficacia, sin entrar en el interesante debate sobre los "servicios impropios" que acaba de plantear el grupo socialista de la Diputación: 23.000 millones de pesetas distraídos del presupuesto de 60.000. (Los malpensados insinúan que ni éstos de ahora, ni aquellos de entonces, se resignan a su labor de atención a los municipios porque en el fondo, carreteras y hospital, museos, teatros y etc, son yacimientos de empleo para amigos y conocidos).

Volviendo al hospital y las fundaciones, tampoco es seguro que en este caso su marginación hubiera sido mala, porque... ¿una entidad de derecho privado, con patronos particulares o empresariales de por vida, tomando decisiones y firmando convenios, será la panacea para estimular la investigación? Cuando "agilidad" y "modernidad" equivalen a abrir las puertas a las empresas privadas conviene echarse a temblar. Por lo demás, el General, existir... existe, señor consejero. Y también es cosa suya.