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22ª Jornada de Liga

La Real Sociedad vence al Rayo en un partido agónico y desordenado

Anoeta asistió a un fútbol paradójico: dos equipos irreconocibles facturaron un partido muy previsible, muy condicionado por el distinto pulso de la necesidad. La Real desfiguró sus carencias en la primera mitad con más remate que fluidez, pero con un atisbo de raciocinio en su juego que al final le dio una victoria negada en las ocho jornadas precedentes.En el Rayo cuesta trabajo encontrar algún rastro de aquel equipo asombroso, fluido y preciso que rompió la Liga de las Estrellas. Se le identifica, acaso, por su indomable actitud y su permanente apelación a la fe. Precisamente la parte que le falta al guión de la Real Sociedad, tan acuciada por las urgencias que ni siquiera vivió a gusto con una ventaja suficiente (dos goles en la primera mitad), ni cuando el Rayo jugó con diez futbolistas por una rigurosa expulsión de Hernández, o cuando su rival disputó algunos minutos con nueve integrantes al ser atendido Michel de una brecha.

REAL SOCIEDAD 2 RAYO VALLECANO 1

Real Sociedad: Alberto; Guerrero, Fuentes, Loren, Aranzabal; Gómez; Aranburu (López Rekarte, m. 75), Sa Pinto, Khokhlov; De Paula (Idiakez, m. 65) y Jankauskas (Aldeondo, m. 79).Rayo Vallecano: Keller; Alcázar, Clotet, Hernández, Amaya (Michel, m. 31) , Llorens; Estíbariz (Ferron, m. 37), Helder, Pablo Sanz (Draper, m. 45); Cembranos y Canabal. Goles: 1-0. M. 4. Jankauskas, dispara en semifallo, batiendo al guardameta Keller. 2-0. M. 40. De Paula cabecea picado un centro de José Félix Guerrero. 2-1. M. 65. Ferrón cabecea a puerta vacìa tras un barullo en el área pequeña. Árbitro: Bueno Grimal. Expulsó a Hernández (m.72), al considerar que era el último defensor que cortó un avance realista. Mostró tarjeta amarilla a los jugadores de la Real Aranburu, Jankauskas y Goméz y a los del Rayo Ferrón y Yuberol portero suplente, por protestarle una decisión. Unos 20.000 espectadores en Anoeta.

Y sin embargo fue un partido previsible. La Real lo afrontó con tanta decisión como precaución observó el Rayo. El gol madrugador de De Paula obligó a Juande Ramos a una recomposición precipitada para cambiar la cara de un equipo que agotó muchos minutos en una crisis de personalidad.

A la Real el partido se lo puso de cara Jankauskas, el delantero reclamado por Clemente para fortalecer el juego ofensivo. El lituano no defrauda. Ayer, en un semifallo, acreditó su condición de futbolista de área. De Paula, al término de la primera mitad, parecía zanjar el partido con un cabezazo inteligente. El Rayo sólo había dado señales de vida en acciones individuales: un saque de esquina directo de Cembranos y un zapatazo impresionante de Llorens al larguero. Pero la Real y el Rayo están condenados al sufrimiento. El equipo vallecano se sobrepuso a la adversidad y al amparo de Draper amenazó la estabilidad de la Real con un gol de Ferrón y el final previsto: poco orden y mucha agonía.

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