"No fue una reunión de amigos con el FBI, pero sí lo esperado, muy normal"
Juan Antonio Samaranch ha vuelto a Estados Unidos para responder sobre el gran escándalo de corrupción en el Comité Olímpico Internacional (COI). Ya lo hizo en diciembre ante el subcomité de comercio del Congreso y ahora ha sido interrogado por investigadores del Departamento de Justicia y del FBI, especialmente por el detonante del asunto, los sobornos de la ciudad de Salt Lake City, capital del estado de Utah, para conseguir la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno del año 2002. Estaba pactada la cita, pero ha sorprendido por el secretismo que han querido imponer las autoridades estadounidenses al asunto. El presidente del COI le ha quitado importancia a esta comparecencia, en la que asegura no haber tenido problema alguno y cree que las investigaciones sobre el asunto están en la recta final. Incluso se sigue mostrando muy dispuesto a volver a Estados Unidos cuantas veces sea requerido para declarar.Samaranch habló ayer con EL PAÍS a punto de tomar un avión en Londres, adonde viajó por un asunto privado tras regresar de Nueva York. Después de la reunión, a primera hora de la tarde, la conversación transcurrió entre el coche que le llevaba al aeropuerto y el avión que estaba a punto de despegar hacia Ginebra desde donde él se traslada en automóvil habitualmente al hotel en el que reside en Lausana.
Pregunta. ¿Fue duro el interrogatorio?
Respuesta. Hombre, no fue una reunión de amigos, pero sí lo esperado, muy normal.
P. ¿Se sintió especialmente acosado?
R. No. Incluso duró menos de lo esperado. Acabamos antes. Empezamos a las nueve y media de la mañana y terminamos muy pronto por la tarde, sobre las tres y media o cuatro menos cuarto, pero con muchos descansos por medio y la comida también. En total no llegaría a las cinco horas.
P. ¿Sintió en algún momento que podía producirse algún problema o ser detenido?
R. No. Yo creo que no ha sido una comparecencia importante. Ya confiaba en mi gente, que me había preparado también mi presencia ante el subcomité de comercio del Congreso, y que me había asegurado que no habría problemas. Incluso la reunión fue en su despacho de Manhattan.
P. ¿Quiénes estuvieron con usted en el interrogatorio?
R. Los dos abogados que tiene el Comité Olímpico Internacional en Estados Unidos, el director general François Carrard, también letrado, y mi secretaria.
P. ¿Cuántos investigadores le hicieron el interrogatorio?
R. Las preguntas las hicieron tres funcionarios del Departamento de Justicia y uno del FBI.
P. ¿Sobre qué versaron las preguntas?
R. Sobre Salt Lake City, fundamentalmente. Muy generales. Me preguntaron también si conocía a determinadas personas, pero más en general. De todas formas no puedo dar detalles porque hemos quedado en que queden en secreto.
P. ¿De quién partió el secretismo de la reunión cuando estaba ya pactada de antemano?
R. De ellos. Yo sólo había puesto la condición de declarar ante el Congreso después de nuestra Sesión porque quería llegar con los cambios en la mano, y que después volvería. Me dijeron que sería bueno que fuera en enero y les contesté que el lunes 31, pero me pidieron que no se anunciara.
P. ¿Cuándo llegó?
R. El domingo. Me dio tiempo a ver por televisión la Super Bowl, la final de fútbol americano.
P. ¿Cree que está terminada la historia en lo que a usted respecta?
R. No sé. Yo les comenté otra vez las reformas que hemos hecho en el COI, los mayores cambios en nuestro organismo, con lo que se van a evitar situaciones que todos lamentamos del pasado. Pero también que estaba dispuesto a volver a Estados Unidos sin ningún problema en cuanto quisieran saber más. Si me lo piden iré porque creo que es mi obligación como presidente del COI y considero que se trata de un país muy importante y también para el movimiento olímpico.
P. ¿Cree que van a salir aún más trapos sucios?
R. Yo creo que no. Esto durará dos o tres meses más solamente. Está en la recta final.
P. ¿Y las últimas acusaciones al vicepresidente australiano Gosper sobre unos viajes con su familia a Salt Lake City?
R. Eso estará zanjado en una semana con los papeles que hemos aportado. Parece que ha sido una encerrona y que se le han querido cargar unos gastos indebidamente. Precisamente se sabrá antes de la reunión de la comisión ejecutiva que tendremos en Sydney del 16 al 18 tras la comisión de coordinación de los Juegos y la jurídica.
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