El Zaragoza vuelve al subcampeonato El Celta sigue cuesta abajo
Zaragoza y Celta entraron en el partido para asaltar sus propias contradiccione. El choque se planteó como una ecuación que despejara la incógnita de futuro de dos equipos desinflados en su esplendor inicial, pero con fuelle aún suficiente para disputar espacios vacantes en Liga de Campeones. Al descanso se fue el Zaragoza al borde de la hecatombe, y al final dos destellos de calidad volvieron a encumbrarlo a la segunda posición.El Celta no incumplió la letra y el espíritu de su habitual juego preciosista, pero le faltó un matador en el área. El juego de los celestes, ayer de rojo, no sonó ni de lejos a música celestial, aunque su sentido creativo del fútbol superó al Zaragoza. Tantas variantes en el juego de ataque darían para un catálogo, pero valen para poco si se acaban dilapidando.
ZARAGOZA 2 CELTA 1
Zaragoza: Juanmi; Cuartero, Aguado, Lanna, Pablo (Jamelli, m. 63); Acuña, Aragón (Luis Helguera, m. 83), Garitano Vellisca; Juanele (Marcos Vales, m. 46) y Milosevic.Celta: Pinto; Sergio Fernández, Cáceres, Djorovic, Juanfran; Celades, Giovanella (Hoogendorp, m. 85); Revivo (Tomás, m. 73), Mostovoi (Karpin, m. 57), Gustavo López; y McCarthy. Goles: 0-1. M. 36. McCarthy, tras un remate desde dentro del área después de hacer un sombrero a su marcador. 1-1. M. 52. Acuña tras una triangulación y perfecta asistencia de Milosevic. 2-1. M. 72. Testarazo de Milosevic tras un saque de esquina. Árbitro: Manuel Díaz Vega. Mostró tarjeta amarilla a Juanele, Lanna, Acuña, Sergio, Mostovoi y Juanfran. 24.000 espectadores en La Romareda.
A la escuadra aragonesa se le puso un nudo en la garganta y se dejó llevar por el pase y repase horizontal, sin mordiente. El juego de la primera parte, entre tantas soluciones gastadas, resultó inconexo y precario.Tras el descanso, Rojo intentó equilibrar el centro del campo sacando a Marcos Vales, y acertó. Si a eso se añade que Acuña lució oportunamente su clase, sobre todo en el gol del empate, el panorama cambió algo desde los comienzos de la segunda parte, con un Zaragoza más animado y unos puntas mejor asistidos. Por ahí llegó el gol de Milosevic, que estaba en el dique seco desde Navidad. Sólo faltaba ya ralentizar el partido, taponar huecos, de lo que se ocupó un recien salido, Helguera, y que Juanmi metiera unas cuantas manos atinadas.
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