39 petroleros usaron de pantalla al 'Erika' para su limpieza en alta mar Cinco navíos fueron sorprendidos en plena faena por la aviación francesa
Al menos una cuarentena de petroleros han aprovechado la marea negra vertida por el Erika frente a las costas bretonas para desembarazarse en alta mar del petróleo resultante de la limpieza de sus depósitos y fondos. La marina francesa ahora se explica por qué nuevas capas de petróleo, atribuidas al navío accidentado, han vuelto a manchar una y otra vez áreas del litoral ya limpiadas, llevando la exasperación a los voluntarios que trabajan en la zona.
En sólo seis días de observación aérea, la marina francesa detectó en el área marítima contaminada por el Erika, aunque fuera de sus aguas jurisdicionales, un total de 39 vertidos de petróleo procedentes de la limpieza de depósitos. La operación de vigilancia, bautizada con los nombres de Coup de Poing (Puñetazo) y Rail Propre (Carril Limpio), fue llevada a cabo entre el 18 y el 23 de febrero por cuatro aviones que se turnaron en la tarea de sobrevolar ininterrumpidamente el área del golfo de Gascoña, del Finisterre y el litoral del departamento de la Charente Maritime. Los resultados desbordan ampliamente todas las previsiones. Cinco petroleros fueron sorprendidos en plena faena por los aviones franceses, si bien dos de ellos, detectados durante la noche, no pudieron ser identificados y lograron huir con los motores a toda máquina.
Las denuncias contra los propietarios de los transportes pillados en flagrante delito han sido trasladadas al fiscal del Tribunal de Gran Instancia de París, competente en la materia. El naufragio del Erika, viejo petrolero de un solo casco que, pese a su estado más bien ruinoso, disponía de los correspondientes permisos de navegación y transporte de crudo, ha provocado una catástrofe económica y ecológica demasiado grande como para que Francia se muestre condescendiente con la "costumbre" del sector. La indignación popular y la firmeza del primer ministro, Lionel Jospin, ha obligado a la compañía TotalFina, fletadora del Erika, a cargar con los 400 millones de francos (10.000 millones de pesetas) que se calcula costará extraer las 12.000 o 15.000 toneladas de petróleo que el barco, hundido y partido en dos el 12 de diciembre, guarda todavía en sus bodegas, a unos 120 metros de profundidad. Hasta el momento, el Gobierno francés ha comprometido un suma de 570 millones de francos (14.250 millones de pesetas) en el capítulo de compensaciones a los pescadores y ostricultores de la zona.
La marea de indignación y la alarma ante la proliferación de naufragios y los vertidos petroleros ha llegado hasta la Comisión Europea, que se plantea la revisión de la legislación establecida por la Organización Marítima Internacional (OMI). La comisaria europea de Transportes, la española Loyola de Palacio, presentará el 29 de este mes toda una batería de medidas encaminadas a limitar al máximo los riesgos. De acuerdo con esas medidas, la entrada en aguas comunitarias de los petroleros de un solo casco encontrará dificultades crecientes, hasta llegar a la prohibición completa en el 2015. Además, se reforzarán los controles en los puertos y se vigilarán mucho más estrechamente las sociedades de clasificación encargadas de librar los permisos.
La limpieza de las bodegas en áreas ya contaminadas es una costumbre que los más desaprensivos de los responsables del sector practican con asiduidad, pero esta vez no ha pasado enteramente inadvertida ni quedará forzosamente impune, gracias al sistema de vigilancia establecido en torno al Erika.
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