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El poblado chabolista del Pozo del Huevo será desmantelado y sus 140 familias alojadas en pisos

El poblado chabolista vallecano del Pozo del Huevo, el más antiguo de la región, dejará de existir en un año. Así lo aseguró ayer el consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes, Luis Eduardo Cortés, que se ha comprometido a realojar para la primavera de 2001 a las 140 familias del asentamiento. En 1990 las instituciones ya trasladaron a 312 familias de este núcleo a un edificio de Moratalaz conocido como el ruedo de la M-30, lo que provocó protestas vecinales por la llegada de los chabolistas. Desde entonces el Pozo del Huevo se ha vuelto a llenar de casetas.

El Pozo del Huevo, situado en el kilómetro 2,200 de la carretera de Villaverde a Vallecas, nació en la década de los cincuenta cuando inmigrantes extremeños y castellanos se instalaron como pudieron en la zona. A pesar de estar rodeado de poblados tan conflictivos por la venta de drogas como La Celsa, La Rosilla o Las Barranquillas, este núcleo nunca ha desatado protestas vecinales por este motivo.Cortés destaca que el desmantelamiento del poblado no se produce porque haya denuncias ciudadanas, como ocurre con La Celsa o La Rosilla. "Son familias cuya situación ha pasado inadvertida porque no han molestado a nadie pero que no pueden seguir viviendo en las condiciones actuales", aseguró ayer tras asistir a una reunión del Instituto de Realojamiento e Integración Social (IRIS).

El consejero añade que el proyecto de derribar el Pozo del Huevo no está motivado tampoco por ninguna operación urbanística. "El suelo que ocupa este asentamiento no está incluido ni en el Ensache de Vallecas ni en Valdecarros, los dos nuevos barrios proyectados en la zona. Eso significa que, si la Comunidad no asume el realojamiento de estas familias, no lo hará nadie", matiza Cortés.

Entre los habitantes del Pozo ha cundido la preocupación desde que hace meses el Ayuntamiento de Madrid les notificase que está previsto el derribo de sus chabolas por tratarse de "construcciones ilegales".

Estos avisos de demolición llevaron a diversas asociaciones que trabajan en el asentamiento como Cáritas Apomar, las hermanas franciscanas de María o el Movimiento Cuarto Mundo a reclamar soluciones para, al menos, 40 familias muy necesitadas del núcleo. El concejal de Urbanismo, Ignacio del Río, aseguró que el Consistorio no ejecutaría ninguno de los derribos hasta estudiar la situación social de las familias afectadas con el IRIS.

Los realojamientos de los habitantes del Pozo en viviendas sociales y en pisos privados adquiridos por la Comunidad y alquilados a los chabolistas a precios subvencionados comenzarán en agosto o septiembre. Entre los vecinos de esta barriada hay algunos que vendieron, por necesidad o picaresca, los pisos públicos que les adjudicaron hace años. Pero, según Cortés, "son unos pocos casos".

"Para el 31 de julio tenemos previsto desmantelar La Celsa y La Rosilla, y, nada más acabar con ellos, comenzaremos con el Pozo", concluye el consejero. De las 164 familias que vivían en La Rosilla quedan 45 por realojar. De las 110 que habitaban en La Celsa faltan 50. En ambos núcleos hay familias que, por la venta de droga, sobrepasan el nivel de ingresos exigido para acceder a una vivienda social: ganar menos de 2,5 veces el salario mínimo interprofesional y no poseer otros pisos ni bienes por un valor superior a los 4,6 millones.

Demostrar bienes

El problema, según los responsables del IRIS, es que, para tomar medidas, hay que demostrar documentalmente la posesión de esos bienes, "algo difícil, porque los tienen registrados a nombre de terceros". Eso supone que hasta ahora, en La Celsa y La Rosilla, sólo han sido desalojadas, sin opción a ser trasladadas a pisos, cinco familias.

En el desmantelamiento de otro hipermercado de la droga, el de Torregrosa, en Usera, en el otoño de 1998, 30 de las 112 familias que lo habitaban se quedaron sin realojar al demostrarse que sobrepasaban con creces el tope económico para optar a un piso público. A algunas se les descubrieron fincas en Extremadura. "Lo ocurrido en Torregrosa ha hecho que familias de La Celsa y La Rosilla en la misma situación hayan reaccionado inscribiendo todas sus posesiones a nombre de terceros", explican en el IRIS.

El IRIS también empezará esta primavera a realojar a 10 familias chabolistas que malvivían en el poblado de Las Barranquillas antes de que éste se convirtiera en el hipermercado de la droga que es ahora. Planea, asimismo, trasladar a pisos a 20 familias que malviven en las infraviviendas de Las Carolinas, en Usera.

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