De Prada recupera en una biografía a la poeta Ana Martínez Sagi
La verdad es que no se entiende muy bien por qué la poeta Ana María Martínez Sagi (Barcelona, 1907-2000) cayó en el olvido. Ahora la rescata Juan Manuel de Prada (Barakaldo, Vizcaya, 1970) en una biografía, Las esquinas del aire (Planeta). Porque Martínez Sagi tenía todos los elementos para destacar y trascender al tiempo. Hija de la burguesía catalana, en pleno reinado de AlfonsoXIII, poeta y periodista, se declaraba "profundamente republicana"; militó en las filas anarquistas de Durruti y durante su exilio en la guerra civil pasó a la resistencia y ayudó a muchos judíos a cruzar la frontera; feminista avant la lettre, ganó la medalla de oro de lanzamiento de jabalina en los primeros campeonatos femeninos de España en 1931. Y aunque sólo escribió tres libros de poesía, Caminos (1929), Inquietud (1932) y en 1969 Laberinto de presencias ("su buen libro, intimista con un toque surrealista", según De Prada), frecuentó a Unamuno, Baroja, Rusiñol y cautivó a Lorca, Maurois y Machado. Hasta el punto de que los piropos de este último provocaron los celos de su amiga Guiomar.
Pero esta mujer, de aspecto andrógino, marcada toda su vida por una inconclusa pasión por la guapa poeta Elisabeth Mulder (el único objeto de sus temas poéticos), cuando regresó del exilio a finales de los sesenta se encerró en una casa de su tierra natal. No quiso volver a saber nada de la vida, según cuenta Juan Manuel de Prada, autor del insólito libro Coños. De Prada supo por primera vez de Ana María Martínez Sagi (sobrina del célebre futbolista Sagi) por una entrevista que le hizo César González Ruano, con el que tuvo un pequeño idilio. A partir de ese momento De Prada se entrevistó con la poeta cuando ella tenía cerca de 90 años para elaborar la autobiografía "de esa mujer que era de una apabullante modernidad", según la define el autor de La tempestad, que obtuvo el Premio Planeta de 1997.
Las esquinas del aire, de casi 500 páginas, consta de dos partes. En la primera, el autor describe cómo a base de buscar el rastro en las hemerotecas dio con la poeta, y en la segunda, se cuenta su vida, su pequeño libro de memorias.
Babelia
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