Los Reyes inauguran hoy la gran exposición que Roma dedica al genio creativo de Goya Entre las 30 obras prestadas por España se encuentra el cuadro 'La condesa de Chinchón'
Las salas principales del palacio Barberini, en Roma, recientemente restaurado,acogen desde hoy la primera exposición de Goya que llega a Italia. Son 31 cuadros, entre ellos La condesa de Chinchón, recién adquirido por el Estado español, y medio centenar de bocetos y aguafuertes que despliegan ante los ojos del visitante la suprema verdad del arte de Goya en un contexto de esplendor que podría oscurecer la obra de un artista menos genial. La muestra, que será inaugurada hoy por los Reyes de España y por el presidente de la República de Italia, viene a ser la coronación del programa de intercambio cultural que permitió exhibir en Madrid y Bilbao parte de la obra de Caravaggio.
Los cuadros de Francisco de Goya (1746-1828) conviven sin dificultad con los frescos del artista barroco Pietro de Cortona, que decoran el techo abovedado de la sala principal de la biblioteca del cardenal Francesco Barberini. Una sala impresionante en su magnificencia austera y lujosa al mismo tiempo. Techos de 20 metros para cobijar la crudeza profundamente española de un Goya representado en esta exposición -que permanecerá abierta hasta el 18 de junio- por obras de juventud, de la breve etapa italiana y de la vejez. Están también, para completar la perspectiva que se ofrece del artista español al público italiano, medio centenar de bocetos y grabados, buena parte de ellos de la serie Los disparates. Una palabra intraducible, como intraducible es la obra de Goya, un artista al que ayer el número dos del Ministerio de Cultura italiano, Claudio Strinati, comparó con Beethoven, no sólo por la sordera, sino por la naturaleza de su arte y su tormentosa peripecia personal. "Goya es uno de los más elevados cantores del dolor de la humanidad", dijo Strinati, aunque, al contrario que Beethoven, el artista aragonés retrató este dolor sin dejarlo pasar por ningún filtro de piedad.Los retratos de Carlos III, de Carlos IV, de María Luisa de Parma o de Fernando VII resultan casi sobrecogedores en su realismo crudo colgados de estas paredes cardenalicias, acostumbradas a la adulación. Pero en la muestra no faltan tampoco algunas de las obras suaves más conocidas de Goya. Obras que el visitante español no puede dejar de identificar absolutamente con el Museo del Prado, como El chatarrero, El columpio, El quitasol, La novillada, El pelele. Cuadros de los que dijo ayer la comisaria de la muestra, Manuela Mena, para subrayar la importancia del préstamo, que "no deberían haber salido de El Prado", pero lo han hecho.
Préstamo
La contemplación de La condesa de Chinchón, lienzo por el que el Estado español ha pagado 4.000 millones de pesetas, en esta soberbia sala del palacio Barberini no deja de causar estupor. ¿Cómo es posible que haya sido prestado cuando apenas ha sido expuesto en Madrid un par de semanas? "¿Y por qué no se iba a prestar?", protesta Mena. "Después de todo, el cuadro volverá después al Prado para no moverse nunca del museo. Además, en cierto sentido, los propietarios, la familia Rúspoli, se habían comprometido ya con las autoridades italianas a que el cuadro viniera".
Al público y a los periodistas italianos, Manuela Mena les advierte: "No se debe buscar ningún sentido especial en la exposición, porque no lo tiene. Hay ejemplos de la obra de juventud del maestro, del periodo italiano, y, ante la imposibilidad absoluta de sacar las pinturas negras del Museo del Prado, porque se encuentran en un estado de enorme fragilidad, se ha traído al menos el cuadro que más se aproxima a ese periodo, La última comunión de san José de Calasanz", explica la comisaria. A su lado, la directora del Museo de Arte Antiguo (palacio Barberini) puntualiza con sutileza italiana que la calidad extraordinaria de Goya se comprueba en el airoso resultado de este pulso involuntario que representa para el artista de Fuendetodos mostrarse junto a los frescos de Pietro de Cortona. La ministra italiana de Cultura, Giovanna Melandri, dedica tres cuartas partes de su discurso a Caravaggio, del que acaba de exhibirse en Madrid y en Bilbao una muestra exquisita, y el embajador español, Juan Prat i Coll, resalta el excelente momento que atraviesan las relaciones entre España e Italia, "no sólo en el terreno artístico".
Inquietud
Fuera, en el vestíbulo, en la escalinata de acceso y en las salas del inmenso palacio Barberini, en el que trabajaron los grandes del barroco italiano, de Bernini a Borromini, montadores y decoradores intentan poner orden con vistas a la gran inauguración de hoy. Se coloca apresuradamente una alfombra gris en la escalinata principal y decenas de plantas decorativas para que nada falte en una ocasión que Italia entera parece celebrar como un triunfo de la colaboración entre los dos países mediterráneos.
El domingo se registró un pequeño incidente que causó algún sobresalto. Un coche mal aparcado en la calle donde se alza el museo Barberini mantuvo bloqueado durante media hora el camión que transportaba los goyas a su destino temporal. La conmoción duró poco, pero da idea del porqué de la inquietud que deben sentir todavía los responsables del Museo del Prado. De la gran pinacoteca española vienen casi la mitad (14) de los cuadros expuestos en Roma, aunque los préstamos proceden de muchos otros museos (Valencia, Santander, Bilbao), instituciones y hasta colecciones privadas. Sólo un lienzo procede de Italia, la Familia del infante don Luis de Borbón, de una colección de Parma.
Babelia
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