Tiempos
JOSEP TORRENT
Mucho antes de que Maquiavelo teorizara sobre la necesidad de los políticos de controlar el tiempo en todas y cada una de sus actuaciones, la Biblia, en el Eclesiastés, ya alertaba sobre la existencia de "un tiempo para vivir, un tiempo para morir, un tiempo para reir...". El tutor de César Borja y El Libro, implícitamente, señalaban la exigencia de un tiempo para callar. Ahora mismo, en el PSPV, es tiempo de hablar y tiempo de callar. Tiempo de que hablen quienes han estado callados, y tiempo de que callen quienes más han hablado. Para ello es condición necesaria, aunque no suficiente, garantizar a los militantes su derecho a expresarse en un clima de libertad y de confianza, su derecho a elegir a sus representantes sin que los señores de la guerra y sus sátrapas comarcales o locales impongan verticalmente su voluntad. Tal vez éste sea el tiempo de recuperar el elemental concepto de la democracia y de clausurar una época de cabildeos de despacho, de acuerdos tomados en un cuarto oscuro entre tres o cuatro personas a espaldas de quienes dicen representar. Tal vez éste sea el tiempo de inyectar oxígeno a una organización asfixiada por tanto salvapartidos como corre por ahí.
No parece que éstas sean medidas especialmente difíciles de adoptar. Bastaría con que unos pocos reconocieran que no son imprescindibles -pero sí necesarios- para que se produzca la distensión que el PSPV precisa para intentar poner un poco de orden en su casa.
Por cierto, hay una expresión en valenciano que resume bastante mejor que toda la teórica de Maquiavelo la situación de algún que otro dirigente del socialismo valenciano: se li ha passat l'arròs.
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