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El Gobierno replica al PNV que no piensa volver a hablar con ETA

Luis R. Aizpeolea

Ya no vale buscar otra tregua. El Gobierno de Aznar no tiene intención de volver a hablar con ETA hasta que la banda deje las armas. Ésta es la respuesta del Ejecutivo central al llamamiento del PNV para que La Moncloa intente contactar con ETA, al igual que lo están haciendo los peneuvistas, en busca de un nuevo cese indefinido de la violencia. El ministro Jaime Mayor acusó ayer al lehendakari Ibarretxe de poner su calendario político en manos de los terroristas y apostó por un cambio de Gobierno en Euskadi.

El Gobierno no moverá un ápice su posición ya conocida de no dialogar ni con el PNV ni con ETA mientras no se cumplan dos condiciones. En el caso del PNV, hasta que rompa con el Pacto de Lizarra [Estella], y en el caso de la banda terrorista, hasta que declare ya no una nueva tregua, sino el cese definitivo de la violencia. Así lo manifestó ayer a este diario un portavoz del Ejecutivo central en respuesta a las últimas declaraciones de Iñaki Anasagasti, portavoz parlamentario del PNV. Al Gobierno de José María Aznar no le vale la "coartada" del PNV de que continúa en el Pacto de Lizarra como estrategia para "tratar de lograr una nueva tregua", como apunta Anasagasti. "Ése será el problema del PNV, pero nuestras reglas son claras. Su continuidad en el Pacto de Estella sólo sirve para legitimar a ETA. Además, a la banda lo único que hay que decirle es que deje definitivamente las armas. No nos vale una declaración de tregua indefinida como la anterior, y para eso no hace falta estar en Estella como alega el PNV", señalan las fuentes gubernamentales.

El ministro del Interior, Jaime Mayor, fue ayer igual de explícito al señalar que al seguir el PNV en Estella, el lehendakari, Juan José Ibarretxe, ha puesto su calendario político en manos de ETA. El ministro, ante la ausencia de reacción del PNV, apuesta por que el PP y Partido Socialista de Euskadi trabajen juntos, como ya lo están haciendo en Álava, "para preparar la sustitución democrática del nacionalismo en Euskadi".

La sustitución en las urnas al nacionalismo es la salida del Gobierno central ante la "grave situación" de Euskadi no sólo por el regreso de ETA a las armas sino por la creciente beligerancia de la kale borroka (lucha callejera). La Moncloa es totalmente reacia a una intervención de las Fuerzas de Seguridad del Estado, pese al "gran malestar" existente en el Ejecutivo por la "impunidad" con que actúan los jóvenes pro etarras día tras día.

La responsabilidad de la lucha contra la violencia callejera es del Ejecutivo vasco -por el acuerdo de la Junta de Seguridad de Euskadi de 1990, amparado en el Estatuto de Ger-nika-, y La Moncloa no se dejará arrastrar por las presiones de quienes piden la intervención de las Fuerzas de Seguridad del Estado para suplir la "ineficacia" de la Ertzaintza.

La respuesta del Gobierno central en este terreno es también contundente: "Son el consejero del Interior, Javier Balza, y los mandos políticos de la Ertzaintza los únicos responsables de la ineficacia de la policía vasca". Las mismas fuentes gubernamentales recuerdan ahora las directrices de "suavidad" que los mandos políticos de la Ertzaintza marcaron a los agentes durante los 14 meses de tregua de ETA. La Moncloa contrasta, en este mismo sentido, la situación de orden público de la Comunidad Autónoma Vasca, cuya competencia corresponde a la Ertzaintza, con la de Navarra, donde operan las Fuerzas de Seguidad del Estado. "En Navarra la situación está mucho más controlada que en la Comunidad Autónoma Vasca".

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