La policía detiene a seis jóvenes acusados de matar a otro a golpes en la Villa Olímpica
La policía detuvo en la madrugada de ayer a seis jóvenes acusados de participar en la brutal paliza que el pasado 1 de abril costó la vida a Carlos Javier Robledo Peña, de 22 años, en la Villa Olímpica de Barcelona, cuando salía de un bar y sin motivo aparente. Los seis detenidos, de entre 18 y 25 años, no pertenecen a ningún grupo de estética skin, como se había afirmado inicialmente. La operación policial sigue abierta y ahora los esfuerzos se centran en detener a otros seis jóvenes que ya están identificados y a los que se acusa también de participar en el crimen.
La Jefatura Superior de Policía de Barcelona mantuvo ayer un gran hermetismo sobre el caso, aunque precisó que las detenciones practicadas eran seis y no 12, en contra de lo que habían informado fuentes judiciales en un primer momento.Las seis detenciones se produjeron en el barrio de la Mina, en el término municipal de Sant Adrià de Besòs. La pista que llevó a la policía hasta ellos fueron las huellas dactilares halladas en el capó del vehículo de la víctima. Los detenidos son: Javier M.C., David M.H., Francisco M. N., Rafael R.I. y los hermanos Valentín e Ismael M. G. Ninguno de ellos tenía antecedentes penales, pero sí habían sido detenidos en alguna ocasión por la policía por delitos menores. Los dos hermanos tenían conocimientos en artes marciales y podrían haber empleado estas técnicas en la agresión mortal a Carlos Javier Robledo.
Los dos amigos que acompañaban a la víctima y que pudieron escapar de sus agresores no los habían podido identificar con certeza ante la policía ni en la declaración que prestaron ante el juez el pasado domingo.
Incautación de botas
La operación policial se inició sobre las 5 horas de ayer y finalizó dos horas y media después. En los domicilios de los detenidos la policía se incautó de las botas de los sospechosos, que serán analizadas de manera detallada para comprobar si tienen restos de sangre y si ésta coincide con la de la víctima.
El amplio dispositivo de los agentes de la Unidad de Intervención Policial en el barrio de La Mina no sorprendió a la vecindad, pues pensaba que se trataba de una de las habituales redadas antidroga que se producen en la zona. La Mina, un barrio estigmatizado desde su creación por la delincuencia y la droga, tiene paralizada desde hace dos años la aplicación de un plan de rehabilitación integral que corresponde desarrollar a la Generalitat de Cataluña.
Tres de los seis detenidos declararon ayer ante la policía y el resto lo hará hoy. Para mañana jueves está previsto que pasen a disposición del titular del Juzgado de Instrucción número 14 de Barcelona, Adolfo Fernández Oubiña. PASA A LA PÁGINA 8
El juez dice que los detenidos son "unos gamberros que acabaron como asesinos"
VIENE DE LA PÁGINA 1 El magistrado Fernández Oubiña recordó ayer el argumento de la película La naranja mecánica para explicar que el móvil del crimen no es otro que la utilización de la violencia gratuita sobre una víctima elegida al azar. Del mismo modo, el instructor del caso descartó que los detenidos perteneciesen a un grupo de cabeza rapadas. "No hay ningún móvil de robo ni similar. Se trata de unos incipientes gamberros que acabaron como asesinos", aseguró el juez. También elogió la labor del Grupo de Homicidios de la policía de Barcelona y recordó que "algunos de ellos llevan varios días sin dormir".
Fuentes policiales de Sant Adrià explicaron que "los detenidos pertenecen a familias algunos de cuyos miembros viven al margen de la ley, implicados en tráfico de drogas, robos y otros delitos". También los calificaron de "payos que se dedicaban a buscar pelea" por las calles, informa Ester López. Las mismas fuentes explicaron que los dos hermanos detenidos son miembros de una familia conflictiva de La Mina. Sus padres están separados y ellos conviven con la madre y el nuevo compañero de ella, de origen rumano y con numerosos antecedentes policiales.
Los dos jóvenes habían formado parte del prestigioso Club de Lucha Grecorromana de Sant Adrià de Besòs, del que fueron expulsados por sus actitudes violentas. Actualmente practicaban las artes marciales y las usaban en sus peleas callejeras.
Dos procedimientos judiciales
El juez encargado del caso ha abierto dos procedimientos por este caso. Uno de ellos se tramitará por el procedimiento de la Ley del Jurado y se refiere al delito de asesinato del que fue víctima Carlos Javier Robledo, vecino de Santa Coloma de Gramenet. Por tanto, las personas que sean acusadas formalmente del crimen serán juzgadas por un tribunal popular.
El otro procedimiento es un sumario por asesinato en grado de tentativa y robo, del que fueron víctimas las dos personas que acompañaban a Robledo antes de que se produjera la paliza. Estos dos testigos de los hechos fueron examinados el pasado domingo por un forense, que les apreció lesiones causadas también por los mismos que mataron a Robledo. Este procedimiento, cuya tramitación judicial resulta más lenta, será juzgado por la Sección Sexta de la Audiencia de Barcelona.
La tardanza de la policía en detener a los supuestos autores del crimen fue censurada con dureza el pasado sábado por la familia del fallecido al término del entierro de Carlos Alberto Robledo. Ayer, sin embargo, y tras conocer las detenciones, los mismos familiares se felicitaron por la actuación policial, al igual que lo hicieron diversas instituciones.
La muerte de Robledo movilizó hace unos días a las diversas administraciones catalanas, que el pasado fin de semana pusieron en marcha la llamada Operación After-Hours con el objetivo de controlar el estado de los locales y salas de fiesta de la Villa Olímpica, muy frecuentados en la noche del viernes y el sábado y cuya problemática había sido denunciada reiteradamente por los vecinos de la zona. La actuación conjunta de las administraciones se saldó con 172 inspecciones en otros tantos locales y 52 denuncias impuestas por la Guardia Urbana por diversas irregularidades administrativas, desde superar los horarios permitidos hasta admitir mayor número de personas de las que caben en el local. Ese control sobre los locales estuvo acompañado de un amplio dispositivo de agentes procedentes de otros lugares de España que desapareció tras el fin de semana.
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