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La gran fiesta del libro

Jorge Edwards afirma que el verdadero realismo mágico empezó con 'El Quijote' El premio Cervantes, escritores, políticos y estudiantes inician la cuarta lectura de la obra cervantina

"¿Cómo se escucha El Quijote con acento chileno?", preguntó un sonriente Jorge Edwards (Santiago de Chile, 1931), último premio Cervantes, tras inaugurar ayer, a las doce de la mañana, la cuarta edición de lectura ininterrumpida de El Quijote. Un maratón de 48 horas, hasta esta noche, por el que pasarán hombres de letras (ayer estaban Víctor García de la Concha, Fernando de Lanzas, Fernando Rodríguez Lafuente), políticos (Joaquín Almunia, Cristina Alberdi), ministros en funciones (Mariano Rajoy, Isabel Tocino) y ministrables como Federico Trillo, que dijo que aprendió a leer con esa gruesa obra de Cervantes, sentado en el pupitre con Arturo Pérez-Reverte. Y, sobre todo, centenares de estudiantes invadían las imponentes salas del Círculo de Bellas Artes de Madrid, organizador del acto.Y como leer El Quijote es un ejercicio que ensancha la mente y enriquece la conciencia, afirmó Edwards (viejo lector de la obra cervantina), allí estaban unos 300 jóvenes, atentos, sentados donde podían, en el suelo o en pequeñas butacas los más afortunados, que habían ensayado días antes el párrafo que les tocaría leer. Abrió la lectura con su voz suave el premio Cervantes, por el principio: "En un lugar de La Mancha..."; tres minutos consumió el relato.

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Luego, acosado por el público, paciente y sin perder la sonrisa, el ex diplomático chileno habló del episodio que más le gusta de la obra más universal, donde siempre descubre un matiz nuevo. El de la cueva de Montesinos. "Ahí empezó el verdadero realismo mágico. Ese relato es una especie de sueño medieval que utiliza el mismo procedimiento de El Aleph, de Borges. Habla de alguien que cae en un lugar oscuro y empieza a ver pasar el mundo, como un desfile de la historia del universo".

Relación con el idioma

Reacio a comentar el discurso que leerá cuando le entreguen el Premio Cervantes el próximo día 24 en la Universidad de Alcalá de Henares ("déjenme que mantenga un poco la curiosidad"), adelantó que tratará sobre su relación con el idioma español. "Voy a comenzar con un niño que de repente descubre la lectura de Quevedo, de san Juan de la Cruz y, finalmente, de Cervantes, que no ganó ningún premio. Y seré breve por un acto de cortesía; en una ceremonia así no se puede dar la lata".

Acabó por decir que el premio no sólo es un orgullo personal, sino un reconocimiento a la literatura chilena, "poco conocida en su conjunto". Y, hablando de Chile, opinó que Pinochet es hoy un "viejo políticamente inofensivo". Después, cuando le dejaron un poco tranquilo, Edwards bajó a la planta del Círculo donde se encuentra la exposición en memoria de la pensadora María Zambrano. Atrás dejaba el turno al resto de los lectores y a estudiantes que no paraban de acumular autógrafos.

Precisamente Edwards, que acaba de publicar la novela El sueño de la historia (Tusquets), es una de las estrellas que firmarán libros el próximo 23 de abril, Día del Libro, en Barcelona.

En Cataluña, editores y libreros trabajan a toda máquina para convertir el día de Sant Jordi, 23 de abril, jornada en que tradicionalmente se celebra la fiesta del libro y de la rosa, en la semana de Sant Jordi: desde el próximo lunes 17 hasta el domingo 23, en todas las librerías y grandes espacios ofrecerán a los compradores de libros un descuento del 10%.

Temor por Sant Jordi

Está previsto que las populares paradas de libros se instalen en las calles los días 23 y 24. El Día del Libro se ha convertido en una semana, porque el 23 de abril cae este año en Domingo de Resurrección; para más inri, el lunes también es festivo en Cataluña. Libros y final de esta tardía Semana Santa no parecen ser compatibles, y editores y libreros han estado debatiendo durante meses qué diablos hacían. Y se han decidido por convertir la jornada en siete días con remate final.

Alrededor de 3.000 millones de pesetas se facturaron en el Día del Libro de 1999, y editores y libreros temen que este año puedan disminuir los ingresos, muy importantes para el sector. En la anterior edición se montaron alrededor de 600 paradas; 400 de ellas, en Barcelona. Unos y otros intentan evitar que el 22 y el 23 de abril de 2000 la capital catalana sea un desierto. Las convocatorias de firmas y actos empiezan a multiplicarse, y abrirán incluso el domingo algunos grandes espacios para acoger a autores y lectores.

Quienes redoblan esfuerzos son los libreros de todos los lugares de Cataluña, donde se prevé el éxodo vacacional. Las firmas de autores se iniciarán el próximo lunes en diversas librerías.

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