La coalición de centro-izquierda propone a Amato como nuevo primer ministro de Italia
Será Giuliano Amato el candidato que el centro-izquierda indicará hoy al presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, para guiar un nuevo Gobierno de la coalición destinado a agotar la legislatura, tras la dimisión de Massimo d'Alema. Ciampi inició ayer las consultas con los presidentes de las dos cámaras y los líderes de los partidos menores. Hoy recibirá a la coalición de oposición, que sigue presionando para que se celebren elecciones anticipadas, y, finalmente, a la de centro-izquierda, que le dará seguridades de que un Gobierno presidido por Amato tendrá los votos necesarios en el Parlamento.
Hasta el último momento, las dudas y las divisiones internas de la coalición mantuvieron en suspense la candidatura del actual ministro del Tesoro, Giuliano Amato, de 61 años. Ni el Partido Popular Italiano (PPI), una fuerza importante en el centro-izquierda con sus 57 diputados, ni el centrista Udeur de Clemente Mastella, que cuenta con 20, ven a Amato con excesivo entusiasmo, en parte por considerarlo un candidato de la izquierda, es decir, apoyado fundamentalmente por el ex comunista partido de los Demócratas de Izquierda (DS). Al final, la imposibilidad de convencer al gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, para que acepte el reto, y la ausencia de otros candidatos ha logrado el milagro de unidad que representa para el centro-izquierda ponerse de acuerdo sobre su próximo líder. Aun así, la idea original de centristas y posdemocristianos es que Amato se limite a cubrir el expediente de mantener al centro-izquierda en el poder hasta las elecciones generales de la primavera de 2001. Algo que el interesado advirtió ayer no estar dispuesto a aceptar. "No sería justo que la persona que asume ahora la responsabilidad de gobierno lo haga con limitaciones y precondiciones que le impidan participar en la carrera futura por el liderazgo del centro-izquierda", dijo desde Nueva York, donde se encuentra dando una serie de conferencias, el ministro del Tesoro.
En todo caso, y aunque Ciampi decida, como parece prácticamente asegurado, encargar a Amato la formación del que será el 58º Gobierno italiano desde la II Guerra Mundial, el camino hasta la residencia del Gobierno en Palazzo Chigi está sembrado de minas. La primera dificultad para el nuevo primer ministro y su Ejecutivo estará en superar la votación en la Cámara de diputados. La mayoría en el Senado es lo bastante sólida como para no despertar temores.
El recuento de votos está a priori a su favor, pero no puede ser más justo. Amato necesitará 316 votos (si la asistencia de diputados es total) y el centro-izquierda cuenta con 322 diputados, mientras la oposición sólo dispone de 266, pero las votaciones en la Cámara baja son lugares ideales para toda clase de emboscadas mortales. Sobre todo si se confirman los intensos rumores que hablan de una campaña de "adquisiciones" de votos por parte del centro-derecha. Al menos diez diputados, se argumenta, podrían ser "conquistados" por las tropas de Silvio Berlusconi.
En realidad, en la política italiana se da una anomalía bastante original, y es que dos bloques ideológicos muy similares que proceden de la Democracia Cristiana y forman parte del Partido Popular Europeo (PPE), atomizados en media docena de partidos, son enemigos irreconciliables, militantes unos de la coalición de centro-izquierda, de la de centro-derecha los otros. Desde el triunfo de esta última coalición en las regionales del domingo se han intensificado los llamamientos a los "populares" de izquierda integrados en El Olivo desde las filas de los "populares" de derechas.
El líder del Centro Cristiano Demócrata (CCD), Pierferdinando Casini, socio del Polo, ha encabezado la campaña de llamamiento a la deserción a sus correligionarios del centro-izquierda. Está por ver que Casini tenga éxito, porque en la política italiana las diferencias ideológicas son secundarias a la hora de explicar las rivalidades entre partidos, basadas más en cuestiones de liderazgo y reparto de cargos.
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