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La final

JUANJO GARCÍA DEL MORAL La final que juegan mañana por la noche en París el Valencia y el Real Madrid preside gran parte de la vida valenciana desde hace más de dos semanas. La euforia se disparó cuando los valencianistas eliminaron al Barcelona. No es para menos, puesto que es la primera vez que el equipo de Mestalla acude a una final de la máxima competición europea, antes conocida como Copa de Europa y que actualmente recibe el nombre de Champions League. Con cierta cursilería, por cierto, porque ahora se dice que el Valencia juega la champions, que es tanto como decir que juega la campeones. Pero la euforia por la clasificación dio paso enseguida a la angustia, por el enredo de las entradas, que se convirtieron en objeto del deseo de miles de aficionados. El lío se ha saldado con un bochornoso reparto. Porque no cabe calificar de otra forma el hecho de que muchas personas que aguantaron tres días de cola se quedaran finalmente sin entrada, mientras ciertos personajes de la vida valenciana se paseaban con fajos de ellas, conseguidas no se sabe cómo, aunque en muchos casos -por no decir la mayoría- gracias al tráfico de influencias y, desde luego, sin hacer cola. De ese trasiego han participado tanto el club como las instituciones. Muchos ciudadanos de a pie han sido víctimas de la falta de previsión y del tejemaneje que se han llevado en el club con el tema de las entradas. Y luego han visto y oído que la Generalitat, el Ayuntamiento y la Diputación también han participado, con no poca frivolidad, en ese tráfico de boletos. Por si faltara algo, los afortunados que han conseguido uno de los preciados tarjetones que dan acceso al Estadio de Francia se han encontrado a última hora con otra falta de previsión, en este caso de los bancos: ayer era imposible encontrar francos franceses en las oficinas bancarias de Valencia. Teniendo en cuenta el problema que se vive estos días en Francia debido a una huelga de los trabajadores que suministran billetes a los bancos a bordo de furgones blindados, muchos de los aficionados que viajen a París pueden encontrarse con serios problemas gracias a esta nueva falta de previsión. Por suerte para algunos, todo quedará olvidado si mañana el Valencia gana la final. ¡Amunt!

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