Pasaporte agónico para Sydney
España se clasifica para los Juegos Olímpicos tras ganar a Holanda en otro choque muy duro
España se agarró a una victoria agónica para atrapar su pasaporte a los Juegos Olímpicos de Sydney. No jugará la final del torneo -lo harán Italia y la República Checa-, pero sí el partido por el tercer y cuarto puesto ante Eslovaquia. Un resultado satisfactorio habida cuenta del cúmulo de imponderables que ha ido acumulando desde el primer día del torneo. Que si ausencias por la final de la Copa del Rey, que si lesiones, sanciones, juego brusco de los rivales, ... Pero España sigue invicta tras cuatro años de competición. El vigente campeón europeo sub 21 ganó a Holanda con poco juego, pero mucho corazón. Sobre todo después de que Angulo dejara tirados a sus compañeros a los cinco minutos de la segunda parte: repelió de manera infantil una agresión en el área holandesa. Albelda, como central, fue el mejor de la selección, lo que explica muy bien el desarrollo del encuentro. Por cierto, otra vez, y van tres, se manifestó la incompetencia arbitral para cortar el juego sucio, que campó a sus anchas entre dos equipos teóricamente peloteros.Al contrario que ante Croacia, España tuvo el gol, pero nada de fútbol. Marcó a los cinco minutos y después se puso a defender sin contemplaciones. Fue una primera parte muy física, llena de faltas, de errores y de rebotes. De tensión. Xavi no entró en juego. Entre otras razones porque ya no tenía guardándole las espaldas a Albelda, que hubo de retrasar su posición por la baja de Marchena. Y a pesar de eso, surgió una jugada en el centro del campo en la que Xavi mostró todo su talento: salió con la pelota controlada tras superar una madeja de cuatro hombres y ocho piernas que trataban de cazarlo ante el asombro del escaso público asistente. Albelda, por su parte, fue una roca como central, estuvo inmenso, pero Ismael apenas le dio salida al equipo desde el medio centro. No hubo transición ni toque y el principal perjudicado fue Xavi, que sin el balón no es nadie.
HOLANDA 0ESPAÑA 1
Holanda: Zegers; Kamphuis, Broerse (Knopper, m 45), Wisgerhof, Bouma; Van der Leegte, Van Bommel, Nieuwenburg (Kuiljt, m. 73); Sikora (Musampa, m. 56), De Jong y Lurling.España: Aranzubia; Lacruz (Puyol, m. 71), Amaya, Albelda, Capdevila; Toni Velamazán (Ferrón, m. 87), Ismael, Xavi, Angulo; Luque (Gabri, m. 67) y Tamudo. Goles: 0-1. M. 5. Luque centra una falta desde la derecha y Angulo, adelántandose al defensa, cabecea a gol. Árbitro: D. Schoch (de Suiza). Expulsó a Angulo (m. 52) con roja directa por agredir a un contrario. Amonestó a Ismael, Capdevila, Van Bommel, Broerse, Van der Leegte, Musampa, Xavi, De Jong, Aranzubia y Albelda. Unos 800 espectadores en el estadio del Spartak de Trnava. Entre ellos unos 50 españoles.
El torneo, en cualquier caso, tenía una deuda con España, que había sido mejor que sus dos anteriores rivales. Y Angulo, el único que queda del equipo que fue campeón de Europa sub 21 hace dos años en Rumania, demostró la extraordinaria progresión que ha experimentado desde entonces. Un pasito atrás y otro adelante. El defensa se durmió y el delantero del Valencia cabeceó marcando los tres tiempos en el aire. El centro templado de Luque era un regalo demasiado goloso para que lo dejara pasar de largo Angulo.
Tal y como había propuesto Iñaki Sáez, España disipó todas sus dudas goleadoras muy pronto. Lo de Croacia fue un mal día rematador. El gol, sin embargo, tuvo el efecto contrario al esperado. El combinado español jugó agarrotado, sin fluidez ni frescura. Sin ambición. Con la calculadora en la mano, haciendo cábalas sobre su clasificación. Se dedicó a verlas venir para matar a Holanda al contragolpe. Pero tampoco ejecutó esta suerte con precisión. No había buenos lanzadores. "Salimos más de atrás, eh", les gritaba Sáez a sus muchachos. No le gustaba lo que estaba viendo. Demasiados hombres por detrás de la pelota.
A estas horas de la tarde, a España sólo le valía ya ganar y se mantuvo de pie hasta última hora con toda la dignidad del mundo. La misma que le ha permitido estar cuatro años invicto en Europa. Al final, incluso, Ferrón aprovechó su frescura para escurrirse por la banda izquierda y cederle un pase atrás que desperdició Ismael.
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