Las flechas de Francia, un ataque mortífero

Nicolas Anelka y Thierry Henry, alias Titi, han sustituido a Frank Sinatra y Albert Camus en el libro de huéspedes de honor del hotel La Réserve, en el balneario belga de Heist. A diferencia del resto de sus compañeros en la selección francesa, Anelka y Henry gastan trazas de superestrellas. Anelka parece ciego detrás de sus permanentes gafas de sol. O mudo. O tímido, con los cascos siempre puestos, prefiere ignorar al ser humano. Henry opta por no mirar a los ojos de su interlocutor, pero habla. Habla a ráfagas como una ametralladora. Ambos se criaron en los alrededores de París. Cambiaron la Liga francesa por las Ligas de Italia, Inglaterra y España. Allí vivieron días amargos y su mejor recuerdo lo guardan para quien consideran un maestro: el técnico del Arsenal, Arséne Wenger. Son los delanteros titulares en su selección. Los puntas en su nuevo sistema de 4-3-1-2. Flechas destinadas a potenciar los pases de oro de Zidane y convertirlos en goles. Dos jugadores muy rápidos cuya velocidad es su tema preferido al hablar de fútbol. Se consideran velocistas, al punto de que el entrenador de la especialista francesa de 100 metros lisos, Christine Arron, les ha ofrecido sus consejos para mejorar la técnica de carrera. Tantas coincidencias han convertido a Anelka y Henry en amigos inseparables. Esta noche saldrán disparados contra España.Anelka y Henry volverán a jugar juntos siempre que el seleccionador francés, Roger Lemerre, no sustituya al delantero del Madrid por Dugarry. Éste es el primer candidato a ocupar el lugar de Anelka debido al bajo rendimiento que ha ofrecido en sus dos últimos partidos. Aquí se advierte un contraste respecto a Henry. Si Anelka ha merodeado con pinta de apático por el área rival, sin marcar goles, el delantero del Arsenal lleva dos goles en la Eurocopa y ha protagonizado un par de jugadas prodigiosas por el desborde y por la inteligencia de su ejecución, ya sea para marcar o para dar el último pase. La pérdida de Petit por lesión ha trastocado el centro del campo del equipo francés, y Djorkaeff o Pires serían la otra novedad en la alineación para cubrir el puesto del volante por la derecha.

Henry habla hasta por los codos. Y deja claro que su amistad con Anelka no es óbice para exaltar a su preferido entre los españoles: Raúl. Un tipo al que Anelka por poco detesta. "Yo no sé si Nicolas estará más motivado por enfrentarse a sus compañeros del Real Madrid o qué, lo que sí sé es que en un partido como este se motiva cualquiera", explica Henry. "No hace falta tener determinados incentivos para salir a jugar y darlo todo. Yo me encuentro perfectamente y si el entrenador lo considera estoy dispuesto a jugar en el eje del ataque o más escorado a la derecha en nuestra mecánica del ataque geométrico. Las rotaciones son permanentes, hay que entrar y salir, entrar y salir... ¿El mejor de España? ¡Raúl, evidentemente!, un tipo que ha marcado 102 goles a los 22 años es porque tiene que tener algo especial ¿no?".

"Los balones en profundidad" parecen el único apartado en el temario futbolístico de Anelka. Con 21 años es el benjamín del equipo azul. Un individuo al que sus compañeros gustan de proteger porque saben que viene de pasar una temporada agitada. Además, con Francia Anelka dice tener lo que él necesita para explotar: el mejor jugador del mundo. Por pedir que no falte. "Es muy fácil jugar con Zidane porque te pone los balones a unos milímetros del pie, y en profundidad", dice Anelka, y el comentario suena a reproche por los malos tratos (o malos pases) recibidos en el Madrid. Esta noche, en Brujas, hablar de Anelka será otra vez inexorable.