Farmacias cerradas
El gasto en medicamentos de la Seguridad Social rebasó hace tiempo el billón de pesetas y nada parece capaz de contenerlo. El último freno que ha intentado el Gobierno ha sido un paquete de medidas que en esta ocasión afecta a los márgenes comerciales de las farmacias y que ayer fue contestado con un cierre patronal seguido por el 90% de los titulares. El año pasado la Administración decidió una rebaja unilateral de un 6% en los medicamentos que paga la Seguridad Social, a pesar de lo cual el gasto creció un 10%. Esa disposición, que iba directamente contra la cuenta de ingresos de los laboratorios, se ha completado ahora con una escala de descuentos en los márgenes aplicados por las farmacias y cuyo coste calcula el sector en unos 40.000 millones de pesetas. Hoy como ayer, la cuestión relevante desde el punto de vista del presupuesto público es si esta rebaja de los márgenes comerciales por decreto reducirá efectivamente el gasto o, por el contrario, será un nuevo intento fallido.Aunque fueron presentadas como parte de un amplio paquete liberalizador, estas rebajas de márgenes no son propiamente medidas liberalizadoras (todo lo contrario: su método es intervencionista); no pretenden en general promover la competencia, sino ahorrar dinero al Estado, lo que no es poco. Pero, a la luz de experiencias anteriores, cabe poner en duda que este tipo de intervención vaya a resolver el problema del crecimiento continuo del gasto farmacéutico, que aumenta cada año a un ritmo muy elevado debido a factores que no sólo tienen que ver con los precios, sino también, y primordialmente, con el envejecimiento de la población o la tendencia de los ciudadanos a apuntarse a los fármacos más caros y sofisticados por encima de otras consideraciones. Para reducir el coste de la factura farmacéutica, parece más eficaz, a medio plazo, intensificar el consumo de medicamentos genéricos (y no sólo elevando el margen comercial en estos productos) o reducir la cantidad de unidades que se dan en cada medicamento.
El cierre farmacéutico de ayer, que generó muy pocos problemas entre los consumidores a pesar de que fue seguido por el 90% de las farmacias, cuestiona el modus operandi del Gobierno, que no ha sido capaz de negociar previamente estos ajustes. Es lo que le está pasando al Ejecutivo con todos los sectores afectados: se sienten ignorados o engañados. Es razonable que la rebaja de márgenes se haga de forma escalonada y de manera que afecte más a los establecimientos que más facturan, y es razonable también que el Estado pida un descuento especial, puesto que es el principal cliente de las farmacias. Lo que no es tan razonable es que lo imponga sin una negociación previa, de cliente a proveedor. Desde que se anunciaron las medidas de reforma económica hasta que se aprobaron, transcurrieron más de dos meses, tiempo suficiente para negociar debidamente con todos los agentes implicados en ellas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.