El PNV fija su apuesta "estratégica y definitiva" por la soberanía al margen de HB

Un nuevo documento de la ejecutiva del PNV, conocido ayer en su integridad, apenas aporta novedades sobre lo avanzado ya por dirigentes del partido y el propio lehendakari Juan José Ibarretxe. El texto revalida la apuesta soberanista y de construcción nacional vasca a través del derecho de autodeterminación, pero parte del marco institucional y la realidad territorial actuales y pone la condición previa del cese definitivo de la violencia. Ni los últimos guiños hacia HB, como acceder a la confrontación abierta con las estructuras estatales, han servido para enganchar a los radicales.

Lo más importante de los dos documentos hechos públicos ayer no está en el proyecto del PNV, sino en su respuesta al de HB. Es en ella donde figura, en forma de crítica a la proposición radical, el rechazo del PNV a "un proceso desarrollado exclusivamente por los nacionalistas" y, en esa medida, la renuncia a Lizarra como foro. El documento viene a sancionar el cierre de una época, ya efectuado en la práctica, con las sucesivas rupturas de los pactos con HB.Al proceso constituyente propuesto por los radicales, el PNV opone su propia apuesta soberanista y marca su camino dispuesto, según saben los de Arnaldo Otegi por boca del portavoz del PNV, Joseba Egibar, a recorrerlo "en solitario". El calado de la apuesta soberanista dificulta hacerlo con los socialistas, como desean otros sectores del partido.

El documento que contiene la propuesta del PNV establece unos principios políticos y unas bases tanto para el proceso de paz y normalización como para el proyecto de marco político-jurídico de construcción nacional y, como estaba anunciado, concilia las posiciones de la ponencia aprobada en enero con las elaboraciones posteriores del lehendakari, Juan José Ibarretxe.

El texto establece como prioridad la paz y la normalización; aboga por un diálogo multipartito que desemboque en una o varias mesas de diálogo, en las que el PNV anuncia que defenderá el derecho de autodeterminación y su ejercicio, en los términos aprobados por Parlamento vasco en 1990. También impulsará la "elaboración y tramitación" de una propuesta de nuevo marco que suponga "un avance cualitativo" en términos tanto de soberanía como de "integridad territorial".

El documento propone, como claves políticas, "soberanía para decidir" y "territorialidad". Para esta última pide tanto atención al principio de la "unidad histórica, lingüística y cultural vasca", como respeto a la realidad actual, concretada en la existencia de distintos ámbitos institucionales. El texto afirma que la voluntad del PNV de impulsar la soberanía es tan "estratégica y definitiva" como su compromiso "con vías exclusivamente políticas y democráticas".

El PNV cita como base de partida el cese definitivo de la violencia y el respeto a la vida y a los derechos humanos, y manifiesta su intención de "compartir principios, procedimientos y proyectos" con las otras fuerzas políticas, siempre con el objetivo de la "construcción de Euskal Herria" en un marco capaz de "integrar a todos". El documento resalta la existencia de "diversas identidades nacionales con diferente grado de implantación territorial".

El sujeto político se concibe como "confederado" a partir de la libre adhesión de cada territorio y para posibilitarlo plantea el levantamiento de "cualquier prohibición ferativa existente en los ordenamientos jurídicos". La actualización de derechos históricos se entiende como presencia primero, y pleno reconocimiento después, en la Unión Europea. Y Udalbiltza, la recientemente creada Asamblea de Municipios Vascos, se entiende como un instrumento "testimonio" de la territorialidad vasca. Los foros institucionales serán en todo caso el cauce de debate.

HB opinó que el PNV ha vuelto a posiciones anteriores al Pacto de Lizarra, le recriminó por aceptar el ordenamiento jurídico y anunció que "nunca" aceptará los nuevos planteamientos, fruto de lo que considera "una clara involución".

El lider del PP vasco, Carlos Iturgaiz, acusó al PNV de estar dando "un golpe de Estado" al actual marco, mientras el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, afirmó que el partido presidido por Xabier Arzalluz vive una situación de "degradación politica e institucional" y señaló que es objetivo principal del PP ser alternativa en el Gobierno vasco.