"Madrid es una ciudad en la que se escucha y se habla"
Cuando un escritor vende 15 millones de libros en todo el mundo puede permitirse ciertas posturas presuntuosas. Pero cuando alcanza esa cifra después de pasar por la miseria de los barrios pobres de Irlanda primero, de las calles peligrosas de Nueva York después y más tarde dedica su vida a ser profesor de literatura, es difícil que la soberbia alcance ni un solo gesto de su rostro.Ése es el caso de Frank Mc Court (1930), autor de Las cenizas de Ángela y Lo es, que vio llegar su éxito con 66 años de edad. Este irlandés, adoptado por Estados Unidos, estuvo en Madrid y reabrió el viernes la puerta de la Fnac, reconstruida tras la bomba que hizo estallar ETA cerca el 12 de julio pasado. El jubilado profesor no deja escapar la posibilidad de hacer un gesto contra el terrorismo, aunque las bombas no le gustan como tema de conversación.
Pregunta. Prefiere que hablemos de Madrid.
Respuesta. Sí, eso es más bonito; recuerdo que de pequeños hablábamos de Madrid como un sueño. Madrid es una ciudad bella, una ciudad para enamorarse.
P. Se ve que tiene buenos recuerdos de esta ciudad.
R. Es cierto, España siempre ha sido la amiga europea de Irlanda. Nos decían de niños que nos ayudaban a luchar contra los ingleses.
P. ¿Y era cierto?
R. Sí, pero la ayuda siempre llegaba tarde.
P. ¿Se imagina haciendo una novela en la que el escenario principal fuera Madrid?
R. No se puede hacer una novela usando como escenario una ciudad que uno no conoce. Yo sólo he estado en Madrid en viajes cortos, y para escribir una novela que ocurriera en Madrid necesitaría conocerla desde la superficie hasta las entrañas.
P. Aunque no la conozca, usted ha dicho que es bella...
R. Sí, porque, a pesar de lo poco que he estado, me siento a gusto. Pasear por la noche y ver a la gente cenando y charlando hasta tarde, ¡hasta muy tarde! No sé, parece que se habla y se escucha más y el diálogo es lo más importante de la vida.
P. ¿Diferente que en Nueva York?
R. Sí, es diferente que Nueva York, París u otras ciudades grandes. La atmósfera aquí es más humana. La gente parece tener un código distinto, uno se escucha y se divierte más, no sólo dinero, dinero, dinero...
P. ¿Qué se siente al hacer llorar a 15 millones de personas con la historia de su infancia?
R. Hombre... también quería que sonrieran, no quería escribir una novela para que la gente llorara, pero la pobreza es triste y la historia de mi infancia, la que cuento en mis libros, es una historia de pobreza
P. ¿Hablará algo más de español cuando vuelva la próxima vez a Madrid?
R. Seguro que sí, voy a aplicar una receta mágica para aprender el idioma. Se basa en dos ingredientes: comida y sexo del país en cuestión.
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