Pop en tiempos modernos
Nosoträsh y Jean Louis Murat arrancaron tempraneras y entusiastas ovaciones a su paso por el Escenario Viaje a los Sueños Polares de un Festival Internacional de Benicàssim que empezó a andar el pasado viernes. Fueron, sin embargo, los británicos Mojave 3 los que firmaron con pulso firme y en letras gordas la primera página realmente memorable y extraordinariamente conmovedora de esta sexta edición. Hubo espectadores que, eso sí, huyeron despavoridos de la carpa a los pocos minutos con cara de no entender nada: "¿Un grupo de country en el FIB?", parecían lamentarse. Pues sí, una demoledora lección de folk crepuscular y country contemporáneo que hermana a Neil Young con Bob Dylan o Hank Williams. Unos Red House Painters ataviados con sombreros de cowboy o algo así. Mientras, en el FIB Club se libraba una divertida batalla de almohadones a la espera de que Telephunken solucionaran sus problemas con la tecnología. Casi media hora de retraso y conato de abucheo general. Todo quedó olvidado en cuanto sonaron los primeros ritmos: un trallazo de funk tórrido para bailar enloquecidamente y sin descanso. Hasta entonces, el menú musical de la Carpa había oscilado entre el pop más clásico y sedoso (Smiths, Le Mans, Family...) y la electrónica más sugerente. Algo más propio de un chill out, vaya.El Escenario Urbe.es (o sea, el espacio dedicado a la música de baile en el FIB; antes Carpa Galax-Nitsa) lo inauguró el trío Baxendale. Y de que manera. En pocos minutos ya tenían a todo el público rendido a sus pies y con una sonrisa, muestra inequívoca de sus sensaciones, de oreja a oreja. Su pop desenfadado, intrascendente, discotequero, petardo y no sé cuántos adjetivos más es de los que puede hacer temblar los cimientos de cualquier pabellón y poner patas arriba hasta la carpa de baile más aburrida a poco que se lo proponga. Europop o, con permiso de Bis, eurodisco para las masas que alcanzó el clímax con la exultante Music for girls.
También el sueco Jay-Jay Johanson triunfó en el mismo escenario, pero con argumentos muy diferentes, casi antagónicos. Engalanado como el perfecto seductor de película romántica y bobalicona que parece ser (¿sólo una pose?) subió al escenario con un arsenal de canciones de esas que derriten al oyente al mínimo descuido. Es decir, pop tristón, lánguido y exageradamente elegante. "Blandito, blandito", apuntó un espectador. Sí, tierno como el queso de Burgos, pero también suave, delicioso e idóneo para satisfacer los paladares más exquisitos.
Y con Astrud llegó el escándalo. "Gracias por habernos elegido a nosotros en vez de Onassis", bromeó el grupo aprovechando que, a esas horas, Liam Gallagher tomaba el escenario principal con lo que queda de su grupo de Manchester. "Nosotros, al menos, hemos venido los dos". Ironía a raudales y un set playero, según sus propias palabras, con guiños a los Carpenters, King Africa y Mónica Naranjo incluidos.
La auténtica bomba del verano. También pasada la media noche, el FIB Club abrió sus puertas al pop chispeante y colorido del sello Bungalow. Arrancaron Pop Tarts con una divertidísima colección de píldoras de punk-pop naif y chillón. Y se sirvió después un sabrosísimo y burbujeante combinado de pop, easy listening, house o electro de auténtico lujo. Eso, un lujo.
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