'Cagancho' y 'Fusilero', mano a mano
El arte del rejoneo, con sus idas y venidas entre España y Portugal, se ha especializado mucho. En lo relativo a los aficionados a los toros, los avances en la lidia constituyen la clave que nos puede entusiasmar: la identificación con las suertes de a pie y su puro ejercicio, salvan las diferencias de riesgo, cobran especificidad y se hacen admirar por sí mismas.Afortunadamente, no hay una igualdad uniforme y unos van más adelantados que otros. El primero de la clase es el centauro formado por Pablo Hermoso de Mendoza y Cagancho: su primer enemigo estaba siendo protestado, no sé bien si por cojo o por chico, y guardaba su mansedumbre en tablas. Dos rejones, puestos oportunamente, disolvieron algo el hielo, pero fue salir Cagancho y todo cambió. Se puso a torear, utilizó las querencias, se la jugó y jugó con el toro. En el quinto, ausente Cagancho, tomó el relevo Fusilero, que embebía las embestidas, y evitaba con un temple inmenso las cornadas que le tiraba el toro usando toda su fuerza cada vez que veía ventaja. La lidia del primero transcurrió con pocas ideas por parte de Luis Domecq y la del cuarto se vio favorecida por la rápida conclusión del rejón de muerte.
Lora / L
Domecq, Hermoso, A. DomecqToros de Lora Sangrán, para rejones, todos mansos menos el 6º. Luis Domecq: ovación y saludos; oreja. Pablo Hermoso de Mendoza: ovación y saludos; oreja. Antonio Domecq: oreja; -aviso- vuelta al ruedo con petición de oreja. Plaza de La Malagueta, 14 de agosto. 6ª de abono. Tres cuartos de entrada.
Antonio Domecq se enfrentó al tercero clavando a distancia y con muchas pasadas en falso. En dos ocasiones cambió con riesgo y distribuyó los pinchos a lo largo y ancho de la piel de toro. Mató con efectividad. El trabajo del sexto fue brusco, a veces vistoso, impreciso en otros momentos y de una gran velocidad, que debe ser muy del agrado de los entendidos.
Si Pablo Hermoso de Mendoza pusiera una academia, las bancas se las repartirían por igual caballos y jinetes.
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