Los hoteleros han gastado unos 30.000 millones de pesetas en reformas en el último trienio
La inversión no ha bastado para modernizar todos los establecimientos con más de 20 años
La planta hotelera andaluza se ha visto obligada en los últimos años a acometer un intenso proceso de transformación para adaptarse a las nuevas exigencias de la demanda, ofrecer servicios de mejor calidad y, en definitiva, para mantener su competitividad. El Consejo Empresarial de Turismo estima que desde 1997 se han invertido en obras de reforma en torno a 30.000 millones de pesetas, un 90% de ellos en la Costa del Sol.Pero aún no es suficiente. Según la patronal, todavía hay un 20% de hoteles construidos antes de 1980 que necesitan acometer reformas con urgencia más aún ante el creciente aumento de la oferta de nuevas plazas hoteleras en la comunidad.
La obsolescencia de los establecimientos hoteleros andaluces quedó en evidencia durante la crisis que el sector turístico padeció entre 1990 y 1994. El 58% de los establecimientos se había construido antes de 1980 y apenas había conocido reformas. En zonas más consolidadas como la Costa del Sol, el 80% de los hoteles superaba los 15 años de antigüedad.
Con la recuperación de la crisis, los hoteleros comprobaron que sus establecimientos no respondían ya a las preferencias de los turistas, pero los problemas financieros por los que habían atravesado tampoco les permitían afrontar las inversiones necesarias. Éste fue el motivo del fracaso del primer programa de ayudas impulsado por la Junta, que básicamente consistía en la subvención de tipos de interés en los créditos que las empresas pidieran para la modernización de la planta. Del dinero invertido en los últimos tres años, la subvención pública sólo ha sumado 517 millones.
La mayoría de los establecimientos han tenido que afrontar reformas integrales que, según un empresario, para un hotel de cuatro estrellas pueden tener un coste de unos tres millones de pesetas por habitación.
No ha bastado sólo con el cambio de mobiliario o decoración, sino que ha sido precisa la dotación de equipamientos (la mayoría de los hoteles de playa carecía de aire acondicionado), ampliación de los servicios comunes (ocio, restauración, cafeterías), mejora de la accesibilidad y del entorno, nuevas medidas de seguridad y prevención, la incorporación de nuevas tecnologías (especialmente para la gestión empresarial) y las iniciativas medioambientales, principalmente las relacionadas con el ahorro de consumo energético. Al mismo tiempo, el presidente de la patronal hotelera andaluza, Miguel Sánchez, asegura que las empresas también han realizado un esfuerzo complementario para el reciclaje de los trabajadores.
Algunos hoteles, especialmente los de menor categoría, han acometido reformas parciales, pero la patronal reconoce que hasta que no se realicen reformas integrales no se consigue el efecto deseado en el comportamiento de la demanda. En el sector se reconoce que todas las reformas realizadas han permitido reforzar la posición de los hoteles ante la presión que ejercen los operadores turísticos y aumentar sus precios de contratación, que en algunos casos han llegado a duplicarse.
Al amparo de este "enorme esfuerzo", los hoteleros reclaman ahora una mayor inversión y, sobre todo, un mayor cuidado en la conservación del entorno, que perciben como la principal amenaza para el sector. La patronal hotelera no oculta su malestar por el nuevo boom de la construcción y no sólo por sus efectos sobre el medio ambiente, sino porque no existen infraestructuras adecuadas para satisfacer el contingente de residentes y porque las promociones inmobiliarias se construyen y se venden sin que haya después una inversión en su mantenimiento.
Un programa de ayudas muy exigente
Para incentivar la transformación de la obsoleta planta hotelera andaluza, la Consejería de Turismo y Deportes, de acuerdo con los empresarios y los sindicatos, puso en marcha en 1997 el Programa plurianual para la mejora de la competitividad hotelera.Según el decreto, podían beneficiarse de ayudas públicas los hoteles y apartahoteles de más de 15 años de antigüedad, preferentemente de al menos tres estrellas y aquellos proyectos que permitieran una reclasificación a una categoría de cuatro estrellas siempre y cuando plantearan programas de reforma integral con una inversión mínima de un millón de pesetas por habitación.
Excluida de las ayudas quedaba la reposición de mobiliario y material, aspecto que en ningún caso debía representar el 25% del presupuesto total de las obras, y las reformas que contemplaran aumentar el número de habitaciones si implicaban ampliar la superficie construida.
La subvención pública podía cubrir hasta el 15% del proyecto aunque con un tope máximo de 50 millones de pesetas.
En los dos primeros años de vigencia, las subvenciones concedidas han sido de 517 millones de pesetas que han generado una inversión total de 7.464 millones de pesetas en 17 proyectos que han afectado a 13 establecimientos hoteleros.
En total se presentaron 57 solicitudes, cuyos proyectos contemplaban unos 11.200 millones de pesetas de inversión total, cifra que,, como recuerda la Consejería, "constituye sólo una fracción del total de inversiones destinadas a la mejora de instalaciones hoteleras en Andalucía".
De los 17 proyectos subvencionados, siete se localizan en la provincia de Málaga, cinco en Granada, cuatro en Sevilla y Cádiz y uno en Almería.
El programa finaliza este año y la patronal hotelera va a pedir a la Junta que modifique los criterios en un próximo plan para que se puedan beneficiar un mayor número de establecimientos. Los empresarios consideran que el decreto de ayudas ha sido muy exigente y no ha podido satisfacer a un importante segmento de hoteles que necesitan reformas. De hecho, de las 57 solicitudes presentadas, 19 fueron desestimadas sin que ni siquera fueran visitadas las instalaciones por los inspectores.
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