Sobre Alfredo Corrochano
Una náusea profunda me asalta cuando leo, el martes 29 de agosto, la columna que, bajo el título Alfredo Corrochano, firma Eduardo Haro Tecglen, en la sección de Radio y Televisión del periódico que usted dirige. Mi abuelo ha muerto hace muy pocos días y los medios de comunicación le han dedicado diferentes homenajes. El día de su muerte, la plaza Monumental de Las Ventas calló por un minuto en señal de luto por uno de los únicos seis toreros que le han cortado el rabo a un toro en la catedral del toreo. A Haro Tecglen le molestan tales honores.. Entonces, lo que hace es utilizar el nombre de mi abuelo, lo pone en el título como excusa para etiquetar a Gregorio Corrochano (la más alta institución en la historia de la crítica taurina, diputado de su majestad don Alfonso XIII por Córdoba mucho antes de la llegada de Franco y escritor) de colaborador del dictador en su diario, el España de Tánger. El firmante es un atrevido; no sabe que tal diario fue refugio de intelectuales, artistas y escritores perseguidos por ambos bandos durante la contienda, entre ellos el también mencionado Fernando Vela (padrino en la sombra de la generación del 27 en su puesto de secretario de la orteguiana Revista de Occidente, una de las cabezas más lúcidas y más humildes que ha dado nuestro país).Otra calumnia inadmisible incluida en esta desafortunada columna es que el España de Tánger fue sufragado con los fondos del Alto Comisionado del Protectorado Español de Marruecos. Esta meritoria empresa periodística se levantó de la nada, en un viejo barracón. El éxito permitió a don Gregorio trasladarse unos años más tarde a un edificio nuevo, íntegramente sufragado con fondos del propio periódico. El único favor del Alto Comisionado fue agilizar la burocracia.
En fin, sobre mi abuelo, don Alfredo Corrochano, decano de los toreros, muerto hace tres días, insisto, el firmante escribe dos frases. Una hace referencia a su carácter de torero discutido. La otra cuenta una anécdota que no conocía, por lo que no le doy crédito alguno.- Ricardo Corrochano. Madrid.
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