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Duran disputa a Mas la sucesión de Pujol envuelto en un discurso moderado

Francesc Valls

El líder de Unió Democrática, Josep Antoni Duran Lleida, se lanzó ayer a suceder a Jordi Pujol envuelto en la bandera del nacionalismo moderado. Sin embargo, la carrera por la presidencia de la Generalitat parece no tener candidatos en CiU. Tanto Artur Mas, consejero de Economía y futuro secretario general de Convergència Democràtica (CDC), como Duran Lleida aseguran en público que no se postulan para la sucesión. Ayer fue Duran quien dio otra vuelta de tuerca en ese ejercicio retórico al afirmar: "No me postulo a la presidencia, sino a liderar un proyecto y un debate de ideas".

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Duran presentó su decisión como fruto de las presiones que ha sufrido de la cúpula de UDC y desmintió lo que en su partido y entre sus socios de Convergència es un secreto a voces: que lo hace para suceder a Jordi Pujol. El delfinato es un tema tabú en CiU. El propio presidente de la Generalitat ha llamado a sus impetuosos sucesores al orden en reiteradas ocasiones e incluso ha llegado a afirmar que no quiere oír hablar de este asunto hasta el año 2002.Quizá con esos precedentes, el líder democristiano tomó en su comparecencia pública de ayer la prevención de envolverse en la bandera del catalanismo político -el nacionalismo moderado- para hablar de un debate de ideas, no de personas.

Duran tampoco quiso avanzar nada de las ideas tras las que parapeta su candidatura a la sucesión, pero para nadie es un secreto que quiere hacerse con el discurso moderado de la coalición, el que rehúye el nacionalismo identitario para lanzarse al que definió así el pasado mes de junio: "Nuestro nacionalismo ha sido siempre cultural; no es un nacionalismo que se fundamente en pensar que somos una raza distinta o que tenemos los ojos azules y somos rubios".

Con este planteamiento, Duran hizo ayer una cuidadosa puesta en escena. Subió a la tarima de la sala de prensa del partido arropado por la decena de miembros de su su ejecutiva -la permanente del comité de gobierno de Unió- y desde allí lanzó su órdago, que revistió con el discurso político de la moderación nacionalista.

La decisión, no por esperada ha dejado de crear malestar en los socios de coalición. El secretario general de CDC, Pere Esteve, reiteró la voluntad de su partido de seguir llevando el timón de la coalición. "El liderazgo en Cataluña desde hace 20 años ya lo tiene Convergència i Unió y, dentro de CiU, existe la voluntad de Convergència Democràtica de seguirla liderando", añadió el secretario general de CDC.

Otras fuentes de la cúpula de Convergència aseguraron que era "la única opción que le quedaba al dirigente democristiano, dar un paso adelante para asegurar después de las últimas declaraciones que no arroja la toalla".

La apreciación hecha desde CDC -partido para el que no existe ninguna duda de que Duran se proclamó ayer candidato a la sucesión de Pujol- descansa en el hecho de que el dirigente democristiano ha estado en los últimos meses sumido en cavilaciones hamletianas. Así, el pasado 9 de junio aseguraba no estar dispuesto a dirigir la coalición en las actuales circunstancias. Ahora la coyuntura debe de haber cambiado. Al menos, eso es lo que piensa el líder democristiano. "Antes de irme de vacaciones, los dirigentes de mi partido me pusieron la pistola en el pecho; y este verano, hablando con mucha gente, he acabado tomando esta decisión", dijo ayer.

Críticas de la izquierda

Tanto han cambiado las cosas que el líder democristiano no prevé ahora la ruptura de la coalición. Su decisión de encabezar el proyecto político de CiU excluye "la ruptura", según dijo ayer explícitamente. La determinación de dar el paso al frente no comportará que Duran deje sus cargos institucionales en el Gobierno de CiU, como consejero de Gobernación. La decisión tomada por el líder democristiano tampoco ha causado sorpresa en los partidos catalanes de izquierda. El Partit dels Socialistes (PSC), Esquerra Republicana (ERC) e Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V) coincidieron ayer en alertar de la situación de desgobierno que puede provocar la batalla sucesoria, que algunos ya tildan de crisis en la coalición.

A juicio del portavoz del PSC, Miquel Iceta, el anuncio de Duran Lleida de postularse como líder de CiU "estaba cantado desde que CDC dijo que en su congreso lanzaría con fuerza la candidatura de Artur Mas". Según Iceta, la decisión del líder de UDC es "la confirmación" de que CiU "se dedicará a resolver sus problemas internos y será incapaz de gobernar y dar una orientación política a Cataluña". El problema, en opinión del portavoz socialista, es que "sean unos años perdidos para Cataluña".

Desde ERC, el diputado Josep Huguet también consideró que la decisión de Duran "era una cuestión cantada", un "movimiento de ajedrez" del líder democristiano "para situarse mejor" frente a Mas y tener una "posición de fuerza" en las negociaciones entre los dos partidos de la coalición. El dirigente republicano también alertó de que, "si la legislatura dura tres años", serán "tres años en clima preelectoral", lo cual "será un desastre desde el punto de vista de país", porque la "politiquería" se impondrá a la "política", y el debate sucesorio "tapará" los "temas gruesos" que tiene planteados Cataluña.

Por su parte, el presidente de IC-V, Rafael Ribó, manifestó que la decisión de Duran "es la confirmación de la seria crisis en la que se encuentra CiU". Ribó instó a Duran a "ser coherente" y desmarcarse de los postulados de CDC para "cambiar la situación de supeditación de su partido dentro de la coalición".

Desde la derecha, el presidente del PP de Cataluña, Alberto Fernández Díaz, calificó el anuncio de Duran como "un nuevo episodio de los muchos que vendrán", y rechazó hacer un análisis más amplio argumentando que ya habrá tiempo de hablar de una cuestión que "será noticia en los 364 días restantes del año".

Jose Maria Tejederas Chacon

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