A la espera de los debates
Siete semanas, ni una más, le quedan a George Bush para contrarrestar la delantera que ahora le saca Al Gore. La clave puede estar en los tres debates abiertos a todas las cadenas de televisión que han acordado celebrar los candidatos a la presidencia: el 3 de octubre, en Boston; el 11 de octubre, en Wiston-Salem (Carolina del Norte), y el 17 de octubre, en Saint-Louis (Misuri). Gore, muy acostumbrado a estos ejercicios, para los que se entrena concienzudamente, parte como el favorito. La única posibilidad de que Bush se imponga y tuerza el signo de las elecciones es que haga como Ronald Reagan. También acusado de ser simplón y sin serio bagaje político, Reagan trituró en 1980 al entonces presidente demócrata, Jimmy Carter, porque consiguió conectar con la audiencia. "Con el famoso 'aquí ataca usted de nuevo', Reagan logró presentar a Carter como un tipo pedante", dice el escritor Alan Schöder. Cuatro años después, Reagan le ganó al aspirante demócrata Walter Mondale. Esta vez explotó su mayor edad y presentó a Mondale como "joven e inexperto". Bush, con menos historial que Gore, menos datos en la cabeza y más propenso a trabucarse, tiene el mismo gran cartucho que Reagan: su condición de hombre corriente. Hasta la resurrección de Gore en agosto, eso era suficiente para que el republicano le aventajara en más de 10 puntos en los sondeos. Pero Gore ha mejorado de modo espectacular su imagen y Bush no para de cometer errores. Los debates de octubre se atendrán al criterio tradicional establecido por la independiente Comisión de Debates Presidenciales: durarán 90 minutos, se celebrarán en locales universitarios y estarán abiertos a todas las cadenas. Por su parte, los aspirantes a la vicepresidencia, Joe Lieberman y Dick Cheney, debatirán el 5 de octubre, en Danville (Kentucky).
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