José Luis Gómez lleva de nuevo al escenario el compromiso de Azaña
'Azaña, una pasión española' llega hoy al Teatro de la Abadía
El espectáculo se llama Azaña, una pasión española, pero en realidad quien pone la pasión es el director y actor José Luis Gómez, que entre unas cosas y otras lleva dos décadas coqueteando con diversos escritos de este político español, considerado el más culto de su época. Gómez vuelve hoy, en el Teatro de la Abadía, de Madrid, a meterse en la piel de un hombre que considera profundamente comprometido con su país.
El precedente de este espectáculo hay que buscarlo en La velada de Benicarló, montaje que, sobre textos de Azaña, montó Gómez allá por el año 80 de este siglo, suponiendo que aún no estemos en el XXI. Pocos años después aquel espectáculo inspiró un monólogo a Gómez en el que aún se concentraba más la palabra y el pensamiento de uno de los presidentes de la II República. Ese espectáculo es el mismo que hoy se estrena en el Teatro de La Abadía, de Madrid, con pequeños cambios que, según Gómez, responden a una revisión lógica después de transcurrido tanto tiempo."El espectáculo no pretende ser una reconstrucción histórica, ni un juicio de la actuación política de don Manuel Azaña, esa tarea corresponde a los historiadores y a cualquier ciudadano español interesado en conocer la raíz de su situación actual", dice Gómez, quien ha estructurado Azaña, una pasión española en torno a tres grandes ejes temporales que dan forma al espectáculo. Por un lado, la circunstancia vital y política de Azaña, mediante un autorretrato parcial. Por otro, una reflexión lúcida e inteligente sobre la historia de España y, por último, la meditación sobre el arte y el paisaje españoles.
El actor y director confiesa atravesar un momento muy especial de su vida, ligada en los últimos cuatro años al proyecto más ambicioso de su carrera, el Teatro de la Abadía, donde no sólo programa espectáculos de un alto nivel de calidad, sino que gestiona una escuela de formación escénica de la que ya han salido varias promociones de destacados actores. Un trabajo que está siendo avalado, entre otras cosas, por numerosos premios recibidos desde que puso en marcha este proyecto.
Gómez no ha incorporado a esta nueva revisión de su espectáculo Azaña, una pasión española ninguno de los textos rescatados de los diarios de Azaña, que hace pocos años aparecieron tras haber permanecido durante décadas en posesión de la familia Franco: "Estos diarios redescubiertos no aportaban nada nuevo al espectáculo, pero sí inciden en la teoría, que muchos conocen, de que Franco tenía una tremenda envidia de Azaña".
Para Gómez, la figura de Azaña representa la de esos maestros que su generación no pudo tener "por mor de la guerra civil y sobre todo por esa posguera, tan falta de generosidad", señala este hombre que no oculta que las palabras del político e intelectual en muchos momentos le ahogan y le conmueven profundamente.
Palabras que Azaña escribió para ser dichas y que según el director y actor tienen tal poder y dimensión que no ha querido recurrir a modos escénicos o histriónicos que presionaran esa palabra. De ahí que la escenografía y la luminotecnia del espectáculo sean discretas e incluso lúgubres. "El tenebrismo está ahí, sobre la escena, pero las palabras son luminosas", dice.
Gómez, a la hora de comparar políticos republicanos de la talla de Azaña con los actuales, afirma: "Hoy faltan políticos capaces de articular palabras de convivencia suficientemente eficaces y de poner en marcha una acción cultural vinculante, y no impositiva, que no nos relegue a la función de mudos testigos".
Babelia
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