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El Parlamento de Gibraltar exigirá a Londres que rechace la pretensión española sobre la base naval

"Buena vecindad"

Peter Caruana, el ministro principal de Gibraltar, se dispone a tensar un poco más esta semana la cuerda con la metrópoli británica. Después de amenazar con prohibir la reparación en el Peñón del submarino nuclear Tireless, someterá esta semana a la Asamblea parlamentaria de la colonia una resolución exigiendo a Londres que rechace por escrito las tesis del ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, para que España tenga competencias limitadas sobre la base naval británica en la que está atracado el sumergible.Si en un primer momento el riesgo que suponía el submarino británico varado desde mayo en el Peñón acercó a las autoridades españolas y gibraltareñas, el pulso que Caruana está echando al Reino Unido hace aflorar ahora la tradicional desconfianza. Hace sólo seis meses España hizo, sin embargo, un gesto hacia la colonia al aceptar, entre otras cosas, reconocer los documentos de identidad que allí se expiden.

Caruana se reunió la semana pasada con el jefe de la oposición, el laborista Joe Bossano, para recabar su apoyo a una resolución que presentará ante la Asamblea exigiendo a Robin Cook, el secretario del Foreign Office, que haga pública la carta que le envió Piqué a finales de octubre y que además le conteste "rechazando las peticiones españolas como totalmente inaceptables".

Bossano se mostró de acuerdo en que la resolución sea aprobada por unanimidad pese a que considera que el ministro principal es demasiado conciliador frente a Londres en el asunto del Tireless. La oposición exige, por ejemplo, que el sumergible sea trasladado al Reino Unido para que sea reparado en mejores condiciones de seguridad. Piqué remitió el 26 de octubre una misiva a Cook en la que señalaba que "la existencia de una base militar en la colonia de Gibraltar conlleva unos riesgos potenciales que España no puede admitir que sigan perdurando sin que dispongamos de un marco de decisiones" que tenga en cuenta los legítimos intereses españoles.

Para el Gobierno de la colonia, España esgrimía así su vieja reivindicación de compartir la soberanía sobre el Peñón y el Reino Unido ha dado la impresión de aceptar esta tesis al abrir poco después las puertas de la base para que dos expertos españoles en seguridad nuclear visitasen el submarino.

David Durie, el gobernador de Gibraltar, se esforzó en apaciguar la ira de Caruana por aquella visita de la que se enteró a través de un operario del puerto que le llamó por teléfono. En nombre del ministro de Defensa, Geoff Hoon, explicó el 3 de noviembre que había sido un gesto de "buena vecindad (...) sin implicaciones para la soberanía del Reino Unido sobre Gibraltar y en ningún caso se va a permitir al Gobierno de España desempeñar un papel en el control de gestión de la base"."El Reino Unido", concluía, "no hubiese autorizado la visita si hubiese pensado que ésta iba a permitir a España reivindicar una responsabilidad en lo que sucede en la base". Durie ofreció además a Caruana enseñarle la famosa carta de Piqué pero se negó a publicarla porque se trata del correo entre dos ministros. El ministro principal no se dio por satisfecho y por eso presentará la resolución.

Con su actitud Caruana, azuzado por la oposición, aprovecha la polémica del Tireless para obtener de Londres mayores cuotas de poder en la inminente negociación con el Foreign Office sobre la nueva Constitución de Gibraltar que sustituirá a la de 1969. En este ambiente parece descartado que la diplomacia española juegue un papel modesto, como soñó hacerlo en su día, en la redacción de la nueva Carta Magna.

[El Gobierno británico desmintió ayer una información publicada por The Sunday Times en la que se aseguraba que el Tireless estuvo a unos minutos de sufrir una fusión nuclear].

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