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Reportaje:

A jugar, al teatro

La sala Buero Vallejo de Alcorcón monta un servicio gratuito de guardería

F. Javier Barroso

En el patio de butacas, un millar de espectadores guardaba un silencio sepulcral. Las intrigas de Agatha Christie mantenían en vilo al público de La ratonera. A menos de 100 metros, y sin que se oyera en la sala principal, una treintena de niños no paraba de gritar y corretear en los sótanos del teatro Buero Vallejo de Alcorcón. Eran los protagonistas de la guardería infantil que ha puesto en marcha la Concejalía de Cultura para aumentar la afluencia de público a la sala alcorconera, de forma que los padres más jóvenes con hijos pequeños no se pierdan las obras programadas.

Los padres bajan a los niños (de entre 3 y 12 años) al sótano del teatro antes de que comience la función. Deben rellenar una ficha en la que consta su nombre, su carné de identidad y las butacas en las que se sientan; después, el nombre de los niños y su edad. 'Buscamos ante todo juegos en los que participen todos los niños. Cuando vienen aquí ya están hartos de estar delante del ordenador o de la videoconsola, así que, siempre que podemos, planteamos juegos populares y canciones de antes', comenta María Pozo, la pedagoga de la guardería. Por término medio, unos 20 pequeños acuden a la guardería en cada sesión.

La zona destinada a la infancia está en un espacio reservado dentro de una sala de usos múltiples del teatro. La guardería está marcada con pósters y dibujos infantiles, colgados en las paredes, y pequeñas sillas y mesas sobre un suelo que se ha enmoquetado para que los chavales puedan caminar descalzos. En una pequeña habitación se guardan los juguetes comprados por Cultura. Las normas prohíben a los padres entrar en la guardería durante el descanso de la obra, porque los niños 'se quedan llorando después de verles', explica Pozo.

Al principio se temió que fuera un servicio muy caro, pues necesita profesionales acreditados que se encarguen de los pequeños. La solución la dio la escuela taller de monitores de educación infantil, según reconoce el concejal de Cultura, Francisco José Torres, del PP. 'Los alumnos de esta escuela tenían que hacer un número determinado de prácticas. Era la solución para ambas partes. A nosotros no nos costaba dinero y ellos justificaban sus horas con los menores. Cada vez viene una de las profesoras con dos alumnos para cuidar a los niños', relata.

Los padres ven la guardería como la única solución para ir al teatro sin molestar a familiares o amigos. Además, aseguran que los niños se encuentran 'muy a gusto' y que ya conocen a otros compañeros de juegos. 'Al principio entran un poco asustados, pero cuando termina la función no quieren marcharse de lo bien que lo están pasando', confesaba el pasado sábado Jesús Martín Sierra, un padre de Villaviciosa de Odón que acababa de dejar a sus dos hijos. Los niños tampoco echan de menos a sus padres. Las dos horas que dura la obra más el intermedio se les pasan 'muy rápido', como describió Irene Sánchez, una niña de siete años.

Cuando estaba a punto de terminar otra jornada de entretenimiento más en la guardería del teatro Buero Vallejo, los niños se iban calzando. En el escenario ya se sabía la identidad del asesino de la obra de Agatha Christie.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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