La cara y la cruz de Casillas

Luminoso como un hombre de buena fortuna, Casillas dijo: 'Estoy fenomenal'. Recién duchado, con el bigote incipiente sobre el labio superior, el portero del Madrid salió de los vestuarios para hablar de su gravísimo error. Ese en el que se alzó para manotear un balón que le venía colgado y que le dejó servido a Gottardi, en el segundo gol del Lazio. El mismo tanto que casi le cuesta al Madrid la victoria, y que lo habría situado en la picota de no haber sido por el penalti que convertiría Figo a los pocos minutos, sentenciando el partido. Tuvo suerte Casillas. 'Estoy fenomenal', insistió. 'Ya sé que he cometido un pequeño error, pero en el fútbol pasan estas cosas'.

Casillas, con la voz aguda de sus 19 años, entonó su vieja cantinela. La que exhibe después de los fallos, sobre todo balones aéreos mal resueltos. 'España tiene 40 millones de habitantes', continúa el sonriente portero; 'y seguro que unos cuantos miles piensan que soy malísimo. Pero yo no puedo hacer nada por evitarlo. He intentado coger ese balón y se me ha escurrido. Me han pasado muchas cosas por la cabeza. Diría que ha sido un pequeño fallo, pero tampoco me voy a poner a llorar. Lo que sí me preocupó fue ver que podía arruinar todo el trabajo que estaban haciendo mis compañeros'.

El trabajo de sus compañeros le salvó unos minutos después, cuando un defensa italiano empujó a Munitis en el área del Lazio y el árbitro pitó penalti. Entonces todo el estadio se olvidó de su error. Y, seguramente, también se olvidó de su coraje. Del enorme acierto y el valor que demostró ante el que pasa por ser el delantero centro mejor cotizado en la historia del fútbol, el argentino Hernán Crespo. En dos ocasiones estuvo Crespo a punto de decidir el partido a favor del Lazio, después de que él mismo marcara el primer tanto del encuentro. Y en dos ocasiones se le plantó Casillas delante, en sendos mano a mano. 'Casillas estuvo muy bien', admitió Crespo; 'yo le pegué muy mal y él estuvo muy bien. Porque en la primera ocasión que tuve en el segundo tiempo él se adelantó. Me achicó el espacio y me quedé casi sin ángulo. Y en la segunda ocasión me aguantó. Yo esperé que me hiciera falta y penalti, pero me siguió. Me esperó y salvó su marco'.

Después del error en su salida ante el Málaga -que acabó en gol de Roteta- y de otra salida desafortunada ante el Athletic -que supuso el tanto de la victoria rojiblanca-, el joven portero del Madrid se vio en un tercer embrollo, contra el Lazio. 'Pensé que estaba gafado, que era un mal fario... qué se yo', opinó ayer. Luego, el entrenador madridista, Vicente del Bosque, salió en su defensa: 'Su actuación ha sido brillante en dos mano a mano con Crespo'. El técnico anunció además que el portero estaba sufriendo las críticas que le hacía la prensa: 'Iker es un chaval muy joven y muy maduro para su edad, pero a veces las cosas que se dicen lo afectan y ha habido una pequeña acidez en ciertos comentarios vertidos estos días sobre él. Ciertos comentarios que le han afectado'.

Lejos de parecer abrumado, Casillas salió al encuentro de los micrófonos como una malva. Broma tras broma, fue despejando mandobles. El capitán, Fernando Hierro, aderezó la polémica con una de sus sentencias de acento malagueño: 'Iker es un valiente. Un valiente. Y yo estoy muy orgulloso de él'.