Fallece la 'mezzosoprano' Anna Ricci

Pese a que su repertorio abarcaba ocho siglos de la historia de la música, empezando por las canciones de trovadores catalanes y provenzales de los siglos XII y XIII, su interés por la música del siglo XX y por renovar el repertorio, la convirtió en las décadas de los sesenta y setenta en una de las cantantes más apreciadas por los compositores contemporáneos, que le dedicaron muchas obras.

Anna Ricci, que centró su carrera en el mundo del concierto y el recital, se sintió siempre vinculada a la música de su época. 'No sé por qué, pero lo abundante siempre lo he dejado para los demás', decía cuando se le preguntaba por su cruzada en favor de la música contemporánea, lo que la convirtió en una de las cantantes en la que pensaban los compositores para estrenar sus obras.

Con el tiempo llegó a ser ella la que elegía al compositor para que le escribiera una obra. Su amplio repertorio le permitía escoger en cada momento lo que mejor se adecuaba a sus condiciones vocales. En los ochenta decidió aparcar las canciones de los trovadores y la música-acción, que durante años la mantuvo vinculada al teatro de vanguardia colaborando activamente con Joan Brossa en montajes como Suite bufa, que estrenó en 1966 con música de Josep Maria Mestres Quadreny.

Cultivó también la ópera y debutó en el Teatro del Liceo de Barcelona en 1960 con Hansel y Gretel, de Humperdinck. Pese a que siguió participando en montajes operísticos -en 1989 estrenó en Madrid Francesca, de Alfredo Aracil - el género lírico nunca le llegó a interesar, porque consideraba la acción de las óperas de otra época. 'Lo mío es el teatro musical. Lo otro es lenguaje que se acabó en el siglo XIX', decía. Participó en prestigiosos festivales y entre los numerosos conciertos en los cantó cabe citar el que, bajo la dirección de Bruno Maderna y acompañada por la Orquesta de la RAI, interpretó en 1972 la obra Treni, de Stravinski.

El director artístico del Liceo le había pedido hace meses que se encargara del asesoramiento musical de un concierto homenaje a la soprano Conchita Badia, el 30 de mayo de 2002.

La soprano Monserrat Caballé valoró ayer el esfuerzo de Ricci 'para hacer llegar el signo de la música hacia el futuro'.