Amato siembra el desconcierto en el centro-izquierda al elogiar a Berlusconi
El primer ministro italiano lamenta que el Olivo carezca de un jefe
El primer ministro italiano, Giuliano Amato, es criticado estos días en Italia por haber llevado demasiado lejos los consejos del presidente de la República, que pedía una campaña electoral limpia y respetuosa. Amato, uno de los políticos más enigmáticos, le dedicó el lunes unas palabras casi elogiosas al líder de la oposición, el magnate Silvio Berlusconi, en una entrevista al diario británico Financial Times. Le reconocía sus virtudes de auténtico 'mago de la comunicación' y criticaba que el centro-izquierda no tenga un jefe.
Amato lamentaba que el Olivo, 'demasiado fragmentado', no atienda a una única autoridad. 'El centro-izquierda no tiene un jefe', dijo. El candidato a primer ministro del centro-izquierda, Francesco Rutelli, no ha hecho comentarios y la coalición ha preferido no darse por aludida.
Colaboradores de Rutelli consideran que el origen de la polémica es sólo una traducción equívoca, porque Amato seguramente se refería a un 'jefe' en sentido autoritario y peyorativo. El número dos del principal partido de la izquierda, los Demócratas de Izquierda, Pietro Folena, insistió ayer en la misma línea defensiva. 'El Olivo no tiene un jefe, es cierto, tiene un liderazgo compartido, pero Rutelli no está solo'. Buenas palabras que no disipan el efecto devastador de las declaraciones de Amato, porque el primer ministro no se limita a la cuestión del jefe, sino que emite un juicio por encima de los partidos sobre las elecciones italianas, que sería aceptable si él mismo no fuera el jefe del Ejecutivo de centro-izquierda.
Admite Amato que en Italia hay una verdadera 'ansia de libertad', después de los años de fuerte presión fiscal: 'No estamos en un momento de reajustes y sacrificios, sino de avanzar. El país quiere cambios y esto favorece a la derecha'. A juicio de Amato, también favorece a la coalición que lidera Berlusconi la creciente exasperación de los italianos, pese sus 'buenos sentimientos', con los inmigrantes ilegales. Dicho en otras palabras, el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, interpretaría con su actitud casi xenófoba el sentir de una mayoría silenciosa que el próximo 13 de mayo emitirá un veredicto, si uno se deja guiar por las palabras del primer ministro, favorable a la Casa de las Libertades.
Amato no es el primero en subrayar los problemas de dispersión que sufre el centro-izquierda italiano, que se ha convertido en una cruz para los sucesivos Gobiernos, especialmente desde la caída de Romano Prodi en octubre de 1998. Las guerras intestinas han oscurecido los aciertos del Gobierno. Pero Rutelli había logrado en los últimos meses reagrupar las filas, concentrando en dos grupos (la Margarita y el Girasol) siete de los ocho principales partidos que integran el Olivo y se había hecho la ilusión de haber suavizado la imagen de fragmentación.
Amato le recuerda que no, con brutal franqueza. Las distancias entre el primer ministro y Rutelli han ido aumentando, quizá porque, como apuntan algunos analistas, Amato está construyendo su propio futuro. La semana pasada fijó la fecha de las elecciones (el 13 de mayo) teniendo en cuenta la última reclamación de Berlusconi, para anunciar después que no será candidato en ninguna circunscripción electoral. Amato carece de partido y se vería obligado a competir por uno de los puestos menores al alcance de la coalición.
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