Liberty no llegó el miércoles
La Guardia Civil intenta mejorar su imagen en el trato a la inmigración. Una foto sirve de ejemplo
Su madre lo llama Liberty y tiene sus razones. Lo parió en Sierra Leona, en septiembre del año 2000, justo antes de echarse a andar hacia España para reunirse con su marido, inmigrante clandestino en las calles de Madrid.
La guardia civil se llama Mayte y trabaja en la comandancia de Algeciras. Se encarga de las relaciones con la prensa y también de dar el biberón a los hijos de las mujeres que llegan desde África a las costas de Cádiz.
Liberty y Mayte se conocieron el 23 de enero. Aquella madrugada, unos guardias habían encontrado al niño y a su madre en la playa de Paloma Baja, muy cerca de Tarifa. Tiritaban de frío bajo sus ropas empapadas.
Pero esta no es sólo la historia de Mayte, ni siquiera la de su encuentro con Liberty. Es sobre todo la historia de una fotografía. A través de sus detalles -de cuándo, dónde y cómo fue tomada- se pueden explicar las paradojas que rigen las relaciones personales entre los inmigrantes que llegan en patera y los policías encargados de impedirles el paso. Estas son, en fin, las razones de por qué ahora -dos meses después- se ha difundido la fotografía de Mayte y Liberty.
La primera clave está en el fondo del retrato reproducido arriba a la izquierda. Parece un lienzo de estudio, pero en realidad es la pared blanca del cuartelillo de Algeciras que se utiliza para fotografiar y fichar a los inmigrantes sin papeles. El segundo dato está en el carrete: la imagen amable de Mayte y Liberty forma parte del mismo cliché que las fichas policiales, de frente y de perfil, de los 17 marroquíes y subsaharianos interceptados aquella madrugada en Tarifa. Otro dato lo aporta el fotógrafo. No pertenece a una agencia de noticias ni a un periódico. Se trata del guardia civil que tenía que fichar a la madre de Liberty. Vio a Mayte cerca y le pidió que sostuviera al niño unos segundos. Tras registrar a la inmigrante, reparó en la imagen entrañable que formaban su compañera y el bebé:
-Anda Mayte- le dijo-, ponte ahí y te hago una foto con el niño.
Aquí termina una parte de la historia. La segunda empezó el jueves. Sobre media tarde, la agencia Efe envió a los periódicos la fotografía en blanco y negro junto a una leyenda que informaba: 'Una guardia sostiene a un niño subsahariano perteneciente a un grupo de inmigrantes indocumentados, interceptados a primeras horas de ayer [miércoles 21] tras desembarcar en un paraje costero'. No era cierto. Liberty no llegó el miércoles.
Y entonces, ¿por qué se difundió la fotografía? Las razones trascienden a la agencia Efe -su jefa de fotografía la recibió el jueves y pensó que era reciente- y hasta al gabinete de prensa de la Guardia Civil. 'No tuvimos intención de engañar ni de hacer una campaña de imagen. Nos enviaron la fotografía desde Algeciras, nos gustó y se la enviamos a la agencia Efe. No sabíamos que era tan antigua'.
La razón verdadera puede estar más cerca de lo que declara un guardia civil de Tarifa: -Nuestro trabajo es muy triste, pero aquí no sólo nos dedicamos a poner grilletes a los inmigrantes, también les ayudamos. Y se nos parte el corazón con sus historias. Estamos hartos de verlos morir en la playa, de impedir que se suiciden en los calabozos.
El otro día, los guardias civiles de Tarifa recibieron una bronca de Interior porque salió una fotografía de un agente fumándose un pitillo junto al cadáver de un magrebí. Otras veces, en cambio, se les obliga a llevar a los fotógrafos en la patrullera mientras buscan inmigrantes. Una estrategia calculada de policía bueno y policía malo que el viernes desembocó en una eficaz operación de imagen. Casi todos los periódicos publicaron ese día el retrato antiguo de la guardia amable y el bebé. Pero Liberty, hoy por hoy, sigue viviendo sin papeles por las calles de Madrid.
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