Una empresa a la deriva
Marks & Spencer ha estado 12 años en el mercado español, pero no ha logrado conectar con el gusto textil latino, que ha avanzado más deprisa que el británico, a decir de los expertos. Ahora plegan velas en España tras sufrir unas pérdidas globales en los dos últimos ejercicios de 4.627 millones de pesetas, con unas ventas en esos dos años de 27.048 millones. Cuando llegó a España en 1989, de la mano de Cortefiel, ofrecía calidad británica a un precio razonable y tuvo buena acogida en el sector. Firmó una empresa de riesgo compartido por la firma textil que controla la familia Hinojosa, que aportó el 20% del capital, quedando el 80% en manos británicas. Pero Cortefiel, en el año 1999 entendió que su plan de expansión en el exterior era mejor abordarlo de forma independiente y con el mando en la gestión. De todas formas, para marzo de 1999, cuando se deshizo el matrimonio, los negocios de Marks & Spencer renqueaban en España. Con nueve tiendas que totalizan 27.500 metros cuadrados de superficie comercial, la firma británica ha perdido el tren de la moda y ha sido superada por las marcas que han ido emergiendo en el panorama textil español, como Massimo Dutti, Springfield y, sobre todo, Zara, que han conectado mucho mejor con los gustos de la gran clase media española a un precio asequible. Los proveedores británicos de M&S no han podido servir sus materias primas a unos precios competitivos por la sobrevaloración de la libra esterlina, moneda que está fuera del Sistema Monetario Europeo. A igual que el sector automovilístico británico pagó con importantes pérdidas los efectos de una libra fuerte, ahora puede tocarle el turno al textil. Los 786 empleados en España comienzan a vivir una situación dramática, que se ve agravada por una media de edad alta. De los nueve locales en suelo español, tan sólo tres son en propiedad, que serán vendidos.
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