De Texas al infierno
Un manto de silencio siciliano encierra en Pamplona una traumática verdad: el bronceado de san Fermín, el santo morenico, es tan poco original como el de La moreneta. Los peritos municipales rascaron con la navaja de Ockham en la venerada talla y comprobaron lo que era de temer: el morenico es un rostro pálido. Pero silencio, omertà. El hallazgo fue tan desalentador como el que se produjo cuando la Diputación del Reino llamó a un perista para que examinase la joya de la corona, la esmeralda que Sancho el Fuerte arrebató al infiel en la batalla de las Navas (1212). El dictamen del cualificado perista supuso un mazazo tan duro que se optó por la omertà: artesanía colombiana de época colonial.
En el octavo círculo del infierno, reservado a los fraudulentos, debe de haber algún navarro más del que allí conocieron Dante y Virgilio. Dante quedó estremecido por la visión de un navarro puesto al pil-pil en un caldo hirviente de brea y pez, dada su condición de baratero. Por lo que se comenta, no escarmentamos: hay indicios de que el ministro más dilecto del presidente cuadró ciertas cuentas a su conveniencia (baratería), y la Cámara de Comptos (cuentas) navarra acaba de notificar al presidente autonómico que cierta fundación muy querida por él y ubicada en su localidad de origen, aunque sobrada de subvenciones, anda muy ayuna de recibos y justificantes.
Así las cosas, estoy con la filípica anual del arzobispo por estas infernales fechas: no soy partidario de pecar. Más que nada, por fidelidad hacia Bertrand Russell, quien dice que a veces no se sabe bien con quién estar, pero que hay que saber con quién no coincidir en el infierno.
Los encierros de estos días son un infierno y el fragor multitudinario del fin de semana esta al pil-pil. Uno de Texas que me vio sudar como un demonio, me acercó un caldero de jugo de cebada y dijo: 'Wow! That's great, this is hell!'. ¿Un infierno? No la sabes tú bien. From Texas to hell.
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