El IVAM acoge la fotografía urbana de Basilico y la pintura de tono poético de Ràfols-Casamada
Ambas exposiciones han sido concebidas desde el IVAM, si bien la retrospectiva dedicada al artista catalán se ha visto con anterioridad en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba) y después del 20 de septiembre, cuando concluya en Valencia, iniciará una itinerancia por Francia.
Ràfols-Casamada recordó los años sesenta y setenta en que se reunía con artistas valencianos como Equipo Crónica o Andreu Alfaro y coincidían en la necesidad de dignificar el arte contemporáneo mediante la creación de un museo. 'Desde su inicio siempre he estado en contacto', señaló el artista respecto al IVAM. Ahora, con la exposición retrospectiva, comisariada por Teresa Millet, el artista ha repasado todas las 'preocupaciones y emociones' de su trayectoria y cómo ha ido cambiando su técnia, desde el uso del óleo a los cambios de soportes. 'Te enfrentas con el pasado y el presente', indicó Ràfols-Casamada, hijo del también pintor Albert Ràfols y uno de los artistas españoles de mayor reputación.
Durante toda su obra, no obstante, siempre ha habido unos temas recurrentes, unas constantes, como la preocupación por el espacio, el uso del color y la luz, además de ciertos motivos singulares, destacó Millet. Influido por Matisse, Torres-García, Cézanne, Schwitters, Ràfols-Casamada se trasladó a París en 1947, periodo en el que empieza su evolución hacia la abstracción caracterizada por el color y las formas geométricas, hasta ir desnudando su pintura, que entra en relación con el informalismo abstracto y la abstracción americana, sin excluir el uso de algunos elementos del pop art en su obra, además de los collages, que nunca ha abandonado. La muestra reúne desde su obra Blau profund, de 1959, hasta sus dibujos actuales, muchos aún desconocidos para el público.
El color se convierte en motivo básico de sus cuadros hasta el punto que se ha comparado el uso del mismo para sugerir estados anímicos con el que hacía Rothko. 'Si que hay un punto de contacto con Rothko, pero mis colores siempre son naturales, de la tierra, el mar y el paisaje. Él es más metafísico', comentó.
El cuerpo de la urbe es el tema, por su parte, de la exposición Milán-Berlín-Valencia, comisariada por Josep Vicent Monzó. La ciudad como objeto de arte y de la cámara del fotógrafo Gabriele Basilico. 'Es un cuerpo físico que se transforma y se desarrolla', explicó. 'Soy como un médico o antropólogo que indaga la transformación del tejido de la ciudad', añadió. Le interesan las afinidades que se pueden encontrar en estas tres ciudades. El conjunto de todas ellas sería una 'ciudad imaginaria' que daría forma a un 'lugar global' con una identidad. ¿Y cómo alcanza el fotógrafo a proyectar la imagen de una ciudad multiforme? Para ello Basilico refiere una metáfora bien conocida: 'Soy como una avispa que va de flor en flor y que absorbe el néctar de cada una de ellas'.
Todo ese néctar proyectado en una fotografía compone ese 'lugar global'. No obstante, Milán es su ciudad natal, un puerto adonde siempre volverá. Por su parte, Berlín es la ciudad del norte, gris y oscura, y en Valencia, la ciudad del sur, se respira el ambiente mediterráneo. Pero Valencia, según Basilico, tiene una particularidad respecto a las otras dos: la luz, los claroscuros y la sombra que le da un especial diseño.
Entre las 50 fotos de Valencia destacan los edificios redondos en los chaflanes, como por ejemplo el edificio del Banco de Valencia o el Hotel Londres en la calle de Barcelonina. Pero es Berlín el escenario idóneo para proyectar imágenes, según Basilico. 'Lo que para el peregrino es Santiago de Compostela para mí es Berlín', subrayó el artista. Para el italiano la capital germana representa un lugar de permanente 'desconstrucción y construcción', que cambia su piel como se 'la cambia un animal'. Las imágenes de Milán son de los años ochenta y noventa, las de Berlín de 2000 y las de Valencia datan de los años 1998, 2000 y 2001. El IVAM se quedará de hoy en adelante con las 150 obras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.