La respuesta provoca divisiones en el Gobierno de Sharon
El Gobierno israelí se encuentra una vez más dividido. El difícil equilibrio de la coalición en la que conviven figuras tan dispares como el primer ministro ultranacionalista Ariel Sharon y el laborista Simón Peres estuvo a punto de romperse en la madrugada de ayer durante la reunión de emergencia del Gabinete de seguridad para decidir la respuesta al atentado palestino del día anterior.
Los planes que presentó el Ejército incluían, según el diario Haaretz, una serie de ataques aéreos 'contra la Autoridad Palestina y organizaciones terroristas' y, eventualmente, breves incursiones terrestres en partes de la zona A (en teoría bajo soberanía palestina). La propuesta de los militares era, según la misma fuente, ampliar el número de objetivos y elevar la intensidad de los bombardeos en los días sucesivos para forzar a Arafat a actuar contra los terroristas. Aunque algunos oficiales consideraban que Israel debía esperar un poco antes de responder al atentado (para sacar el máximo partido del horror provocado en todo el mundo por las imágenes de la tragedia), al final el Ejército recomendó un ataque inmediato.
Sin embargo, antes de entrar en la reunión, el ministro de Transportes, el laborista Efraim Sneh, ya advirtió de que no apoyaría 'operaciones bombásticas'. Adelanto de la discusión que se avecinaba, un ministro del Shas (partido ultrarreligioso) insistió en que el Gobierno tenía 'que hacer todo lo que decidió tras la matanza del Dolfinario [el ataque a la discoteca de Tel Aviv que dejó 23 muertos] y que nunca hizo'. Finalmente, se optó por el cierre de la Orient House y otras instituciones palestinas que, según las autoridades israelíes, 'actuaban en violación de la ley y de los Acuerdos de Oslo', y el bombardeo aéreo de la sede de la policía palestina en Ramala y otros objetivos en la franja de Gaza.
Nueve contra tres
Sólo nueve de los miembros del Gabinete de Seguridad las apoyaron. Tres votaron en contra: los ministros laboristas Simón Peres (Asuntos Exteriores), Matán Vilnaí (Cultura y Deportes) y el citado Sneh. El cuarto ministro laborista, el titular de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, votó a favor. El atentado 'fue un hecho muy grave, que obliga a transmitir [a los palestinos] un mensaje muy claro e inequívoco', justificó. Tras la votación, y se supone que debido a la falta de unanimidad, Sharon llamó por teléfono a los líderes del Partido Nacional Religioso y del Partido del Centro para pedirles que se sumen a su Gobierno.
'Sharon tendrá así un mayor margen de maniobra política para lanzar una amplia operación militar contra la Autonomía Palestina', aseguró el diputado ultranacionalista Mijael Kleiner, del partido Jerut que integra la actual coalición gubernamental.
Ahora se teme que Israel opte por una de estas cuatro posibilidades: aumentar los asesinatos selectivos, continuar su 'política de contención temporal', una operación militar de gran envergadura o acabar con la Autoridad Nacional Palestina.
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