'Creo que es pronto todavía para saber si hemos acertado con los cambios'
El campus de Álava de la Universidad del País Vasco (UPV) está de moda. Lo dice su vicerrector, Antonio Rivera, un historiador de verbo fluido y dinámico, como el centro universitario alavés, el único que ha aumentado el número de matriculaciones mientras continúa su proceso de expansión. Visiblemente satisfecho por el trabajo realizado hasta ahora, Rivera, uno de los principales apoyos del rector en la crisis del pasado junio, considera que 'aún es pronto' para saber si se ha acertado con los radicales cambios producidos en verano.
Pregunta. ¿Se puede decir que su campus está de moda?
Respuesta. Pues sí, posiblemente. Pero todo tiene una explicación: uno, el campus ha dado un salto importante en un corto periodo de tiempo; dos, porque hemos tenido una política, no sólo este equipo, sino también los anteriores, de relaciones con todo tipo de instituciones públicas y privadas que ha dado un magnífico resultado; tres, somos un campus urbano en el centro de la ciudad y muy compacto y con una política de recuperación de edificios que es ejemplar; cuatro, porque es un campus de cifras abarcables, tanto de alumnos, como de profesores, como de personal de administración. Además, y lo tengo que decir, tengo un equipo magnífico, y no es ningún farol, sino una realidad.
'Yo de Lejona me he traído berrinches muchas veces y hace tiempo que no me sucede'
'Nuestro campus ha sido quien ha echado la casa por la ventana porque nos jugábamos los cuartos'
P. Las cifras de matriculación de primer curso no sólo no bajan, sino que suben, y mucho. ¿A qué lo atribuye?
R. A falta de un informe oficial, mis hipótesis son: primero, que las tres titulaciones nuevas que se han implantado han funcionado muy bien, pero eso era algo previsto; segundo, que en la Escuela de Magisterio se eliminó el numerus clausus en Educación Infantil y eso ha disparado la matrícula; y tercero, que las titulaciones que ya estaban en marcha han funcionado muy bien.
P. En este asunto de los alumnos, se produce una aparente contradicción. Se aboga por el fin de la masificación, la caída de la tasa de natalidad ayuda a ello y, curiosamente, saltan las alarmas. ¿Cómo lo explica?
R. Este problema tiene que ver con dos cuestiones: una, que la disminución no es homogénea, y dos, que se producía la bajada en un momento en el que había la tentación de vincular la subvención por parte de los fondos públicos en función del número de alumnos. Pero, en cualquier caso, la situación de la UPV y la del campus de Álava no era la misma. Y yo fui de los que más me preocupé por la bajada, porque si en Álava bajábamos de una cifra de masa crítica necesaria para ser reconocidos interna y externamente como un campus universitario, era muy peligroso para nosotros. Por eso, cuando hablábamos de estar de moda, pues sí, porque posiblemente seamos nosotros quienes hemos echado la casa por la ventana y hemos puesto más imaginación, porque nos estábamos jugando los cuartos.
P. El análisis sobre el presente del campus de Álava es optimista. ¿Es igual de optimista la visión del futuro?
R. Tenemos algunos retos que van a ser importantes. Los efectos de la nueva ley Universitaria, tal y como está planteándose, lo que hace de alguna manera es remachar el clavo de una tendencia general, que es el ranking de universidades. La UPV es una de las grandes universidades de este país, es puntera en diferentes áreas de conocimiento, pero geográficamente es también una universidad que se halla en la periferia, que tiene campus que son muy diferentes unos de otros. Por eso nos vamos a tener que anticipar a este proceso. Yo creo que es lo que más va a cambiar a corto plazo. Y luego hay otra cosa muy importante. A diferencia que lo que ha venido ocurriendo desde hace 800 años, es que las universidades ya no tienen el absoluto monopolio de la formación superior.
P. ¿Con quiénes la comparte?
R. Hay otro tipo de entidades que no se llaman universitarias que defienden o presentan una formidable eficacia a la hora de formar en el nivel superior del conocimiento. Esto va a provocar una reflexión en la universidad tradicional, ya que ésas sí que son las que les pueden, entre comillas, robar la clientela y la presencia social que había tenido hasta ahora. Y todos se pueden imaginar a quiénes me refiero: universidades corporativas, universidades virtuales...
P. Pero ellas no ofrecen la titulación tradicional.
R. Lo importante ahora no es el título, es el currículo. Ahora quien contrata no pide un título, sino que te pregunta '¿y usted qué sabe hacer?' Creo que no es malo, pero eso obliga a la universidad a adaptarse.
P. Adaptación, o crisis, o remodelación, es lo que se produjo en el equipo de gobierno de la UPV el pasado junio. Álava ha sido el único campus que no ha cambiado de vicerrector. ¿Es coincidencia?
R. Supongo que será una coincidencia. No sé, no sabría responder a eso. Lo que sí tengo claro es que la posición del campus de Álava es de menor tensión dentro del equipo. Me explico. Hubo un tiempo, y utilizo el pasado perfecto, en el que la relación entre los campus fue difícil y a veces tensa, sin la necesaria confianza. Afortunadamente, esto se ha recompuesto y la situación se ha vuelto más cómoda. Yo de Lejona me he traído berrinches muchas veces y hace tiempo que eso no me sucede. Pero sí, yo creo que eso es la diferencia, no tanto en que el campus de Álava haya reforzado su posición, porque Vitoria sigue estando lejos, y eso es así.
P. Manuel Montero, y los que, como usted, le apoyaron, hicieron una fuerte apuesta. ¿Creen que ya han ganado?
R. Creo que es pronto todavía para saber si hemos acertado o no. Evidentemente, los que nos auguraban un futuro inexistente, de momento se han equivocado. Se está confirmando que el rector no erró en esa apuesta tan radical y contundente, pero, no, de todas formas, todavía es pronto.
P. ¿Qué espera que suceda en el claustro que se celebrará antes de fin de año?
R. No lo sé. En las juntas de Gobierno la gente se ha expresado, pero no hemos tenido la sensación de enfrentarnos con un frontón, no hemos identificado una oposición compacta y precisa. Pero tampoco se puede trasladar esto al claustro, ya que siempre es más difícil de prever.
P. ¿De sus palabras se puede deducir que la crisis en la UPV no se ha cerrado?
R. El rector planteó esta apuesta antes del verano, sabedor de que el verano atenúa las crispaciones. No, no creo que la crisis se haya cerrado o se deje de cerrar. No creo que haya ninguna crisis abierta en absoluto. Creo que, en general, ya no es un tema que preocupe en exceso a la comunidad universitaria. En los años que llevo he llegado a la conclusión de que a quienes nos toca vivir estas situaciones lo hacemos con tal intensidad que no nos damos cuenta que el resto de tus colegas viven estos acontecimientos como si estuvieran sucediendo en Tombuctú. Y posiblemente es lo que a ellos les permite vivir normalmente y a nosotros seguir alimentando una úlcera.
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