Mejor con banda

Esperado concierto de uno de los grupos de culto que ha jalonado la década de elepés intensos, en los que caben la excelencia vocal, la exquisitez compositiva, la ironía y la delicadeza. Lástima que Neil Hannon, auténtico centro creativo del grupo, haya optado en esta ocasión por un formato acústico, si bien, para paliar el tedio que este tipo de instrumentación suele producir ante una audiencia que pide ritmo y algo más de viveza a una actuación en directo, el instrumentista Ivor Talbot alternó guitarras acústicas y eléctricas con mandolinas y un instrumento tan naïf como es la melódica. Hannon cantó con gusto y elegancia melodías que caen dentro de lo ortodoxo, bien conocidas por el público incondicional que acudió a verles, y que transitan desde el legendario Nilsson hasta el no menos mítico Leonard Cohen, del que, por cierto, interpretaron una excelente recreación del clásico Suzanne.

Música, como se desprende, plácida y templada, sin sobresaltos armónicos ni, mucho menos, desvaríos instrumentales. Canciones para oír y degustar en una atmósfera realajada, como lo fueron viejos clásicos del grupo, como Bad ambassador o Becoming more like Alfie, uno de las más celebrados de la noche, junto a los temas de su último disco, Regeneration. No fue un mal concierto, aunque con banda hubiera estado mucho mejor.