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Máxima alerta en puertos, fronteras y aeropuertos

Estados Unidos se halla en situación de máxima alerta ante la posibilidad de nuevos ataques terroristas, aunque no se han recibido amenazas específicas. El Sistema Nacional de Emergencia y Protección Civil se activó al tiempo que los misiles llovían sobre Afganistán, y ayer asumió su cargo el nuevo zar de Seguridad Interior, Tom Ridge, con la misión de coordinar todas las medidas de detección y respuesta antiterroristas. 'Lo difícil lo haremos inmediatamente, lo imposible nos llevará un poco más de tiempo', dijo Ridge.

A pesar de la grandilocuencia de sus palabras, de las buenas intenciones y del mensaje de calma que trató de transmitir a la intranquila ciudadanía, Ridge, con el presidente George Bush a su lado, sabe que se enfrenta a una misión difícil en el mejor de los casos, e imposible en el peor. Y, con toda seguridad, incierta.

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Su primera tarea es desterrar la cultura corporativista que históricamente ha prevalecido entre las 40 agencias federales de inteligencia, policiales, de seguridad y de inmigración. La descoordinación de la información que cada una poseía el 11 de septiembre fue, en gran parte, responsable de que no identificaran a tiempo la conspiración terrorista.

La rivalidad ha sido especialmente notoria entre la CIA y el FBI. Los atentados parecen haber invertido esa dinámica, pero nadie sabe si es duradera. Ridge pondrá a prueba la capacidad del trabajo en equipo desde su oficina en el ala oeste de la Casa Blanca, con una plantilla de 112 personas. Durante la ceremonia de su nombramiento, el presidente Bush se hizo eco de la importancia del espionaje en esta nueva guerra y señaló que 'en un mundo de terror, la información es poder', y añadió que 'América está preparada'. Mientras se producía el cambio burocrático en Washington, en el resto del país la seguridad se había intensificado a niveles sólo equiparables a los de la Segunda Guerra Mundial, con el componente añadido de una amenaza química o biológica.

Horas después de comenzar el bombardeo y de que Osama Bin Laden dijera que 'los americanos nunca más estarán seguros', el FBI emitió una alarma nacional que activó los sistemas de vigilancia y alerta en todas las ciudades del país. Aeropuertos, puertos, centrales nucleares y otros puntos clave de infraestructura, como plantas eléctricas y de agua potable, permanecían custodiados por efectivos de la Guardia Nacional. Los edificios federales y otros potenciales objetivos terroristas del sector público y privado también incrementaron la vigilancia, aunque al ser ayer un día festivo, la mayoría de las instalaciones estuvo cerrada. La vigilancia de las fronteras también se intensificó al máximo. En los aeropuertos y aduanas de tierra, cientos de agentes de inmigración escudriñaban a todos los extranjeros. No existe una amenaza concreta, pero las autoridades temen un acto de venganza de Osama Bin Laden en territorio nacional por comandos dormidos.

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