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Crónica:ASAMBLEA | PREGUNTAS CON RESPUESTA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Cosas del desaliento

Lo del presidente Alberto Ruiz-Gallardón puede ser irritante. Pero a la Asamblea se traen los deberes aprendidos, los datos en la mano, la respuesta preparada. Ayer mismo se trajo -aplicado y serio- el Diario de Sesiones del Senado para contestar al portavoz socialista, Pedro Sabando, y demostrar -que lo hizo- que el PSOE dice en un sitio una cosa, y en otro, otra.

Había preguntado Sabando -elegante en forma y fondo- por la enseñanza religiosa y la incongruencia de que se pagara por una enseñanza que, en muchos casos, tiene su reflejo retrógrado en el despido de profesores que no siguen una moral de cerrado y sacristía. Pidió por ello que el Gobierno regional instara al Gobierno central a romper el concordato entre el Estado y la Santa Sede. Y que cada religión aguante su vela. Verdad como el Evangelio, dicho sea de paso.

El presidente le dijo que en Madrid no ha habido este tipo de despedidos. Y que él no era partidario de romper el concordato. Ni él -le recordó zumbón- ni el PSOE, que en el Senado había dicho que no pedía que se denunciara el acuerdo con la Iglesia. Y, ya que Sabando no se lo había reconocido, Ruiz-Gallardón hizo constar que si alguien había sacado pecho ante los despidos de profesores había sido él. Pero todo lo justificó en la turbación que vive el PSOE y que, sin decirlo, aproximó a lo que el poeta Ángel González llamó 'la enloquecida fuerza del desaliento'.

A lo mejor no le faltaba razón. Aunque la verdad es que ni siquiera el PP está libre de pecado de falta de coordinación. Porque a ver: ¿Quién le dijo a Manuel Cobo, consejero de Presidencia, que el PSOE no había presentado ninguna iniciativa en Pozuelo por los incidentes racistas ocurridos durante sus fiestas? Cobo reprochaba al socialista Óscar Iglesias que trajera a la Asamblea lo que sus correligionarios no habían llevado al gobierno municipal. Y no era verdad. El PSOE, en su día, pidió cuenta y razón por aquellos incidentes. Pero Cobo no lo sabía. Y eso que a su lado se sentaba ayer el alcalde de Pozuelo y diputado parlamentario, José Martín Crespo, calladito y como si la cosa no fuera con él.

Con quien no iba la cosa, por más que se empeñara Óscar Iglesias, era con el consejero de Medio Ambiente, Pedro Calvo. Venga a decirle que qué iba a hacer con la venta de armas blancas. Calvo le explicó que era competencia de la Guardia Civil. Pero el socialista, a lo suyo: le soltó una bronca que parecía que los delitos con navaja los cometía mismamente el consejero. Calvo, otra vez, le contestó: 'Es competencia de la Guardia Civil'. A tenor de la pregunta, mejor que hubiera contestado: 'Que le digo que yo no he sido, coño'. Y en paz.

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