Koipe engrasa el grupo Sos-Cuétara
La aceitera aporta volumen y marcas en un sector dominado por una batalla de precios a la baja
Una facturación de unos 130.000 millones de pesetas, una plantilla de 2.500 trabajadores, 79.000 millones de pesetas de fondos propios, beneficios de unos 3.400 millones de pesetas, marcas líderes en aceite, arroz y galletas, pero también una fuerte dependencia de los préstamos para desarrollar su ofesiva compradora, son algunos de los datos que figuran en la carta de presentación del nuevo gran grupo agroalimentario español Sos-Cuétara-Koipe. Con estas cifras, la familia Salazar pasa a formar y a controlar, con el apoyo de las entidades financieras, el tercer grupo agroalimentario español de capital nacional con una vocación marquista, por detrás de Ebro-Puleva y Campofrío.
Con la compra de Koipe, el presidente de Sos-Cuétara, Jesús Salazar, también habría cumplido uno de sus viejos objetivos, que se concretaba en la construcción de un grupo con facturación elevada y de marcas líderes en cada uno de los sectores donde opera.
La carrera de una parte de la familia Salazar para la formación de un gran grupo alimentario ha supuesto casi una década de trabajo en el sector, de esfuerzo en la gestión y también de una cuidada ingeniería financiera.
Hijo de una familia de emigrantes vascos en México en los años treinta y con una carrera profesional a medio camino entre España y ese país latinoamericano, el presidente de Sos, Jesús Salazar, optó desde un primer momento por los negocios en el sector agroalimentario. El desarrollo de esta estrategia se inició con la compra de la firma vasca Arana, que cotizaba en Bolsa. Para Salazar, un parte muy importante de plan pasaba por tener la sociedad en Bolsa como el mejor instrumento para lograr financiación para sus proyectos.
El primer paso en el sector para la construcción del grupo se produjo en 1992 con la entrada en el accionariado del grupo arrocero Sos, una empresa familiar líder en su sector pero anclada en su actividad tradicional. Sobre la misma se han desarrollado nuevas actividades en España, filiales en México y Portugal, presencia en Italia y con estructuras comerciales en otros países.
A mediados de los años noventa, en plena crisis en las azucareras Ebro y Sociedad General Azucarera por la redistribución de accionistas, Jesús Salazar intentó, sin éxito, la entrada con el apoyo de Caja Madrid.
Alejada esa posibilidad, el grupo Sos dio el segundo salto en la construcción de su grupo alimentario en 1992, con la compra de galletas Cuétara con un crédito de casi 20.000 millones de pesetas. La compra de la mayoría en Koipe, valorando la empresa en 69.000 millones de pesetas, supone la culminación momentánea de un proyecto para el que ha vuelto a echar mano a un crédito de diferentes cajas de ahorro y al que igualmente seguirán ampliaciones de capital como hizo al comprar Cuétara.
Para el sector ha sido positivo que el grupo Koipe haya quedado en manos españolas. Para Sos, Koipe supone entrar en un negocio desconocido. Aporta volumen de facturación, así como el liderazgo de ventas y de marcas. Cuenta con buenas instalaciones tras invertir en los últimos años unos 6.000 millones de pesetas. Pero no es una perita en dulce. Al margen de esa caja de 25.000 millones de pesetas que buscaban los compradores y que la aceitera tenía preparados para realizar compras de empresas en el exterior, los resultados de explotación del grupo no son como para tirar cohetes.
Koipe, líder con el 31% del mercado, sufre como una firma más los problemas del sector. El aceite es un mercado muy maduro, con márgenes muy escasos y enzarzado en una batalla de precios a la baja propiciada por la gran distribución e incluso en los últimos meses por la empresa pública Coosur a costa de acumular elevadas pérdidas. Hay mucha demanda de la marca blanca y escasa fidelización a la marca de la empresa. En los últimos años, Koipe tuvo que vender, como el resto, a la baja. Necesita tiempo y fuertes inversiones para revalorizar marca y que la pague el consumidor. Por otra parte, Koipe deberá hacer también frente a la ofensiva de nuevos grupos, donde destaca el peso en aumento de sociedades cooperativas que mejoran constantemente sus cuotas de mercado.
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