La OCDE aprieta a los paraísos fiscales
El organismo internacional da a 29 territorios un plazo para acabar con la opacidad
'Los paraísos fiscales no son malos en sí mismos', se oye repetir en los pasillos de la OCDE, un club de 30 países embarcado en trazar una frontera entre territorios que cooperan para descubrir dónde se esconde el producto criminal bruto, y aquellos que se limitan a ofrecer ventajas fiscales. La OCDE ha incrementado su presión sobre 29 países y territorios para acabar con la opacidad, bajo amenaza de dejarles en una lista negra estrechamente vigilada.
El hecho de que Gibraltar sea uno de los 29 malos ha jugado un papel más importante de lo que pueda imaginarse. Porque el desbloqueo del informe de la OCDE sobre el ejercicio de 2001 sólo ha sido posible cuando Londres se ha hecho garante de que hará respetar las reformas fiscales a las que Gibraltar se comprometa. Con esa condición, España ha levantado el veto al documento en el que la OCDE fija sus condiciones a los paraísos fiscales recalcitrantes; y la organización ha podido publicarlas, por fin, esta semana.
El informe desbloqueado plantea que los paraísos fiscales tienen que anunciar sus reformas antes del 28 de febrero próximo. Se trata de que la autoridad fiscal de otros países pueda obtener informaciones sobre 'la propiedad efectiva de todo tipo de entidades' e 'informaciones bancarias' importantes en materia 'fiscal, penal y civil'. El mismo documento exige la implantación de un 'mecanismo jurídico' para cooperar en las investigaciones emprendidas por otros países, que será objeto de una tutela internacional.
Los actuales paraísos tienen que reformar sus normas para dejar de exigir que un asunto sea delito en su territorio, como condición para cooperar con las investigaciones de terceros países. También se les exige que las cuentas de los contribuyentes domiciliados en su territorio se formulen y depositen según las normas contables generalmente aceptadas.
El GAFI
La sede parisiense de la OCDE alberga también al GAFI, un grupo internacional contra el blanqueo de capitales, que tiene otros criterios y una lista negra diferenciada. Su lucha se centra en los países con sistemas financieros impropios de tal nombre, por falta de regulación o porque se encuentran trufados por las mafias. El GAFI acaba de celebrar una reunión donde igualmente repican las campanas para acabar con el blanqueo de dinero a gran escala.
¿En qué terminará esta presión? 'El divorcio entre las intenciones manifestadas en las reuniones internacionales y las realidades se convierte en insoportable', comenta el ministro francés de Asuntos Exteriores, Hubert Védrine. La afirmación está hecha en otro contexto, pero no parece extraña al juego internacional sobre los paraísos fiscales. Así, en medio de la oleada de inquietudes suscitadas por el terrorismo, París ha celebrado un salón dedicado a la 'gestión de fortunas' y a 'planificación fiscal internacional', donde numerosas firmas han explicado al público cómo expatriar sus inversiones a lugares como la isla de Man, Saint-Kitts o las islas Marshall, a fin de eludir los impuestos a los que se somete la gente corriente. Algo va a cambiar en el sistema de las opacidades, pero falta aún un buen trecho para saber el qué.
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