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GENTE

PUTIN, FERVOROSO, CELEBRA LA NAVIDAD

Pilar Bonet

Para celebrar la Nochebuena, que la Iglesia ortodoxa rusa conmemora el 6 de enero de acuerdo con el calendario Juliano, el presidente Vladímir Putin eligió un escenario privilegiado de la Rusia profunda, nada menos que la muy vetusta ciudad de Vladímir y, en ella, la catedral de la Asunción, cuyos muros están decorados con los magníficos frescos que Ivan Rublev pintó en el siglo XV. Putin, que en la época soviética llegó a ser coronel del Comité de Seguridad del Estado (KGB) y abandonó el Partido Comunista en 1991, gusta de visitar templos ortodoxos en sus viajes por el interior del país y ocasionalmente enciende velas en los altares o comparte frugales comidas monacales. En las celebraciones de Nochebuena, las cámaras de televisión rusas mostraron al máximo líder del país santiguándose con gesto devoto. Estas imágenes son una contribución más al debate de la prensa rusa sobre las relaciones del presidente y de su esposa, Liudmila, con la Iglesia ortodoxa como institución y sobre la supuesta fe cristiana de ambos. La imagen de Putin como presunto creyente fue reforzada en otoño pasado por el archimandrita Tijon, que es considerado por algunos como el padre espiritual del matrimonio Putin. En unas declaraciones al diario Izvestia, Tijon calificó al presidente y su familia de 'personas creyentes en la fe ortodoxa'. 'Gracias a Dios, hoy en día hay muchos militares, entre ellos oficiales de los servicios de seguridad, que viven una vida cristiana', dijo el religioso, y mientras Putin se santiguaba en Vladímir, el patriarca de Moscú y Todas las Rusias, Aleksei II, oficiaba las ceremonias en la catedral de Cristo Salvador, de Moscú, un templo destruido por Stalin en los años treinta y reconstruido en la pasada década. El canal estatal de la televisión rusa, junto con otros canales, retrasmitieron la ceremonia en directo con comentarios que defendían con vehemencia la lectura de los textos litúrgicos en idioma antiguo eslavo, empleado todavía por la Iglesia ortodoxa, y se oponían a su traducción al ruso moderno.-

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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