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Condenado en Bélgica el pastor protestante que mató a 4 hijos y 2 esposas

Gabriela Cañas

El caso de Andras Pandy, un pastor protestante de origen húngaro, estalló en Bélgica cuando todavía el asunto Marc Dutroux ensombrecía la imagen de este país. Este último sigue en prisión preventiva a la espera de juicio, pero Pandy y una de sus hijas oyeron ya ayer sus sentencias condenatorias por unos crímenes igualmente inquietantes. Andras Pandy, como ha ido desgranando la justicia, violó y abusó de tres de sus hijas, y mató a sus dos ex esposas y a cuatro de sus hijos. Colaboró con él en los crímenes, su hija mayor, Agnes, que también le ayudó a trocear y deshacerse de los cadáveres. A él le condenó ayer la justicia belga a cadena perpetua; a ella, a 21 años de cárcel.

Andras Pandy tiene ahora 75 años y sigue negando fríamente los hechos que se le imputan como cuando fue detenido en octubre de 1997. Su caso fue bautizado como el de la Casa de los horrores porque las primeras pruebas policiales fueron los diversos fragmentos de restos humanos hallados en dos de sus tres casas bruselenses. Su hija Agnes, víctima también de sus abusos sexuales, fue su colaboradora (le ayudó a matar a tiros y martillazos a su propia madre) y, después, su delatora.

El testimonio de Agnes, de 44 años, ha sido fundamental para desenmascarar a un personaje histriónico que durante todo el juicio ha mantenido que las supuestas víctimas sólo habían abandonado el país y aparecerían en el tribunal de Bruselas el último día para demostrarlo. Las víctimas no llegaron y, frente a su dura condena, Pandy acusó al tribunal de brujería.

Según los hechos probados, todo indica que Pandy empezó a deshacerse de sus parientes a medida que éstos iban descubriendo que una de sus hijas, Timea, ahora de 38 años, había quedado embarazada de resultas de sus violaciones. Él y Agnes fueron eliminando uno a uno a las seis víctimas entre 1986 y 1990 e intentaron matar a la propia Timea. Algunos restos fueron hallados después en las bodegas de las casas de los Pandy; otros restos troceados terminaron mezclados con los desechos del matadero de Arderlecht; otros restos fueron disueltos en ácido. La investigación policial llevada a cabo en Hungría, donde ahora vive Timea, también ha ayudado a esclarecer los escabrosos detalles.

El jurado popular y el tribunal tuvieron en cuenta las circunstancias atenuantes presentadas para Agnes, que actuaba como una marioneta cuyos hilos movía su padre. La pena de 25 años pedida por el fiscal quedó en 21 para esta mujer que en el juicio declaró sentirse culpable de los crímenes y que sólo se dirige ahora a su padre como Pandy o, simplemente, P.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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