Por un acuerdo de asociación Mercosur-UE
Se acaba de celebrar la III Conferencia Plenaria del Foro Empresarial Mercosur-Unión Europea (MEBF). Fundado en 1998, el MEBF ha mantenido en estrecha colaboración a las comunidades de negocios del Mercosur y de la Unión Europea con el fin de intensificar los flujos comerciales y de inversión entre ambas regiones. Por supuesto, su objetivo principal es impulsar el desarrollo de las negociaciones para alcanzar un Acuerdo de Asociación satisfactorio entre la Unión Europea y Mercosur.
La decisión de iniciar las negociaciones se adoptó en Madrid durante la presidencia española de la Unión en 1995. Desde entonces hasta hoy se han sucedido siete rondas negociadoras sin que los avances alcanzados hayan respondido a las esperanzas despertadas. Ahora, coincidiendo también con una nueva presidencia española y ante la II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y América Latina, queremos presentar, una vez más, el sentir unánime del MEBF a favor del acuerdo interregional.
Es cierto que, a lo largo de esos siete años, muchas circunstancias nuevas se han producido y que la coyuntura económica mundial ha cambiado. Es claro que hemos vivido últimamente un periodo de desaceleración económica. Todos tenemos muy presente también la profunda crisis económica, social e institucional por la que atraviesa un país hermano tan próximo a nosotros como Argentina. Pero, pese a ello, pensamos que las razones que aconsejaban un pronto acuerdo con el Mercosur subsisten hoy, incluso acrecentadas, porque iban más allá de lo meramente coyuntural.
Ante todo, la desaceleración padecida, cuyo final detectan ya los analistas, no frenó el proceso de globalización económica. Por el contrario, el lanzamiento en Doha de una nueva ronda de negociaciones multilaterales, en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC), ha sido una señal positiva para el incremento de los intercambios, que son un motor indudable de desarrollo.
De otro lado, las nuevas circunstancias, tanto en Europa como en el Mercosur, pueden favorecer un decidido paso adelante en las negociaciones. Así, el proceso de ampliación de la Unión Europea hacia el Este puede servir indirectamente de palanca para reformar la Política Agrícola Común (PAC), flexibilizando uno de los obstáculos más difíciles de salvar en la negociación con el Mercosur. Asimismo, la crisis argentina difícilmente podrá encontrar solución por vías de clausura o de aislamiento, sino más bien a través de la apertura y de la colaboración con los organismos internacionales, del fortalecimiento del Mercosur y de un buen acuerdo con la Unión Europea.
Finalmente, el nuevo dinamismo del proceso ALCA para llegar a una zona de libre cambio de las Américas y el inminente acuerdo entre Chile y la Unión Europea pueden estimular también el proceso Mercosur-UE en la línea apoyada por el MEBF.
En efecto, como se ha recordado en nuestra III Conferencia, el Mercosur representa para la Unión Europea la mitad de su comercio con América Latina, mientras que para el Mercosur la Unión es su principal socio comercial. La firma del acuerdo daría al Mercosur la oportunidad de acelerar el crecimiento de sus exportaciones a su principal mercado exterior; ayudaría además a la consolidación del proceso de integración y modernización del propio Mercosur y sería un aliciente indudable para atraer nueva inversión europea. Para la UE, el acuerdo supondría un paso decisivo de consolidación en un gran mercado emergente y aseguraría su mayor protagonismo en la economía global.
El MEBF es consciente de las dificultades que se presentan en este camino. Por ello, en su reunión de Buenos Aires celebrada en 2001, se propusieron hasta 62 medidas de facilitación de negocios entre las dos regiones, que van a ser en buena medida aprobadas en la Cumbre Unión Europea, Latinoamérica y Caribe, que se inicia hoy en Madrid.
El MEBF ha cumplido así con su objetivo de hacer llegar, como representante de la sociedad civil, sus aspiraciones a las autoridades negociadoras. Esta comunicación se ha producido al más alto nivel durante la III Conferencia de Madrid, que ha contado con la asistencia de la vicepresidenta de la Comisión Europea, Loyola de Palacio, y de los comisarios Pascal Lamy, Erki Liikanen, Chris Patten y Pedro Solbes, así como del canciller uruguayo, Didier Opertti; del secretario de Comercio de Argentina, Martín Redrado, y otras autoridades del Mercosur. Quiero destacar la presencia del presidente del Gobierno español y de la Unión Europea, José María Aznar, y agradecer sus palabras de decidido apoyo al proceso Mercosur-UE, del que afirmó expresamente que 'no tiene vuelta atrás'. También fue alentador el mensaje de compromiso con la negociación que nos envió desde Argentina el presidente Duhalde.
Fruto de la Conferencia ha sido la Declaración de Madrid, en la que los empresarios europeos y del Mercosur urgen a las autoridades de ambas regiones, una vez más, a extremar sus esfuerzos para alcanzar el deseado acuerdo. Creemos que, como recordaba hace poco el comisario Pascal Lamy, el acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea, más que una opción, es un destino fundado en sólidos vínculos históricos, culturales, políticos y económicos.
La Conferencia de Madrid ha aprobado además tres documentos consensuados entre los empresarios de ambas orillas del Atlántico sobre asuntos tan importantes como 'Acceso a los mercados', 'Inversores, privatizaciones y servicios financieros' y 'Servicios y desarrollo de negocios'. Los acuerdos alcanzados entre los empresarios pueden allanar las tareas de los negociadores, a quienes se enviarán las conclusiones y las recomendaciones aprobadas.
Con la Conferencia de Madrid se ha extinguido mi mandato como presidente europeo de MEBF. Recogí el testigo del presidente de BASF, Jürgen Strube, y ahora quedará en manos del presidente ejecutivo del Grupo Arcelor, Guy Dollé. Espero y deseo que durante su mandato se alcance finalmente el objetivo que todos deseamos.
Alfonso Cortina es presidente europeo del Foro Empresarial Mercosur-Unión Europea (MEBF) y presidente de Repsol-YPF.
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